https://www.youtube.com/watch?v=a4FuvHqhDMo
y no vi mucho más de ese video.
Vi más o menos hasta el capítulo 9 y seguiré viendo, pero hay cosas que me chocan al punto de preocuparme.
Un muchacho, Gojo, quiere hacer bien muñecas.
Me resulta difícil evitar sentir que es un interés tonto. Incluso al que le guste dibujar personajes de cómic o videojuego, al menos suelen tener movimiento, o algo de vida o historia. Las muñecas en cuestión son algo más real, pero me parece más muerto. Si fueran robots o algo, ya es otra cosa.
Fue a una sala de costura para hacer ropa para sus muñecas, y se encontró con Marin, una muchacha a la que le gusta hacer bien cosplay, o sea disfrazarse de personajes de videojuegos, etc, pero no es muy hábil en eso, le pide ayuda al muchacho y él acepta.
Logran que ella haga un muy buen cosplay, ella se va enamorando de él, y él como no tenía amigos y su trabajo no había sido apreciado por una amiga de la infancia (motivo por el cual tampoco menciona a otros que le gusta eso) le pone contento tener una amiga-clienta (aunque ella no le paga :/ ) y que ella se ponga contenta por su trabajo, aunque no está haciendo muñecas, sino ropa.
Ella admira a una cosplayer que una noche lluviosa llega a la casa de él para que le haga un vestido. Bastante delirante. Él acepta, aunque esta vez creo que le pagan.
Marin se entera, entonces él la ayuda a hacer otro cosplay, de un personaje de la serie del cosplay de la cosplayer.
Por acá se empieza a hablar de técnicas de cosplay, como ponerse cintas encima de los ojos o en los costados para que queden más rasgados o cosas así. Y técnicas para que las fotos salgan mejor, con cámaras caras, por ejemplo desenfocar el fondo.
De nuevo, me cuesta evitar sentir que son ridiculeces, se quieren transformar en un personaje dicen pero no van a tener sus super poderes ni nada por el estilo, es como que dejan de pensar, y se preocupan mucho más por la apariencia que por el interior, no sé explicarlo, darle tanta importancia a parecerse físicamente durante un par de días a un personaje, gastar pila en ropa, maquillaje, pelucas, etc, esforzarse tanto por eso, emocionarse tanto por eso, parece ridículo.
Luego él hace que la hermana de la cosplayer, acepte que ella quiere también hacer cosplay, y él la ayuda y le compra cosas. Se quiere disfrazar de hombre así que se esfuerzan para que parezca plana y más fuerte.
Lo que me preocupa es ¿hasta qué punto, en algún aspecto, no soy igual? Quizá querer hacer videojuegos bien o escribir bien es tan ridículo como lo que describí. Pienso que el disfrute por ver un cosplay o una muñeca no dura mucho (o no debería), en cambio por un videojuego dura más. Y escribir bien es en parte respeto al que va a leer, y para que se entienda. Pero quizá hay otras cosas.
No sé, cuando era niño me quise disfrazar de Ryu un día que estábamos jugando a pelearnos, pero ponerme cintas en los ojos o yo que sé qué, creo que es irse para otro lado, que no es divertido, es un esfuerzo ridículo.
De paso, recientemente vi esto:
Citar
Hace unos años, Julia Roberts hizo algo que muy pocas celebridades se atreven a hacer:

subió una foto sin una gota de maquillaje.
Ni filtros. Ni retoques. Solo ella, con su rostro real.
Y junto a esa imagen, escribió algo que debería estar grabado en todos los espejos del mundo.
La perfección, es la enfermedad de éste siglo. Nos cubrimos la cara con capas de maquillaje, nos inyectamos botox, intentamos alcanzar un estándar imposible, mientras el alma sigue esperando una cirugía urgente.
Después añadió algo aún más poderoso:
“¿Cómo puedes esperar que alguien te ame si tú mismo no te aceptas?
Quiero reconciliarme con mi verdad, con mis arrugas, con lo que soy.
Y quiero que tú también lo hagas.”
No fue una foto, fue una revolución silenciosa.
Porque mostró que la belleza no está en la piel, sino en la paz que tienes contigo mismo.
Tal vez ya es hora de dejar de ocultar tanto lo que somos… y empezar a brillar desde dentro.
subió una foto sin una gota de maquillaje.
Ni filtros. Ni retoques. Solo ella, con su rostro real.
Y junto a esa imagen, escribió algo que debería estar grabado en todos los espejos del mundo.
La perfección, es la enfermedad de éste siglo. Nos cubrimos la cara con capas de maquillaje, nos inyectamos botox, intentamos alcanzar un estándar imposible, mientras el alma sigue esperando una cirugía urgente.
Después añadió algo aún más poderoso:
“¿Cómo puedes esperar que alguien te ame si tú mismo no te aceptas?
Quiero reconciliarme con mi verdad, con mis arrugas, con lo que soy.
Y quiero que tú también lo hagas.”
No fue una foto, fue una revolución silenciosa.
Porque mostró que la belleza no está en la piel, sino en la paz que tienes contigo mismo.
Tal vez ya es hora de dejar de ocultar tanto lo que somos… y empezar a brillar desde dentro.



