
El ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguei Lavrov, dijo el lunes que Ucrania había intentado atacar la residencia del presidente Vladimir Putin en el noroeste de Rusia y que por eso se revisaría la posición negociadora de Moscú, pero Ucrania dijo que era mentira. Lavrov afirmó que las fuerzas armadas rusas ya han seleccionado objetivos para ataques de represalia. "Tales acciones imprudentes no quedarán sin respuesta", afirmó, y añadió que el ataque constituyó "terrorismo de Estado".
"No tenemos intención de retirarnos del proceso de negociación con Estados Unidos. Sin embargo, dada la completa degeneración del régimen criminal de Kiev, que ha virado hacia una política de terrorismo de Estado, se reconsiderarán las posiciones negociadoras de Rusia", dijo Lavrov según Interfax.
Zelenski contestó: "Esta supuesta historia es una invención total que pretende justificar nuevos ataques contra Ucrania, incluyendo Kiev, así como la propia negativa de Rusia a tomar las medidas necesarias para poner fin a la guerra. Mentiras típicas de Rusia".
Moscú y Kiev se lanzaron a una guerra de versiones sobre en qué lado del campo quedaba Trump ante este supuesto ataque. Zelenski denunció una maniobra rusa. Rusia afirmó que el presidente de Estados Unidos quedó "conmocionado e indignado" cuando Vladimir Putin le dijo que Ucrania habría intentado atacar su residencia en el norte de Rusia. Según Moscú, Trump expresó estar atónito de que Ucrania "hiciera algo tan loco" y añadió una frase que llamó la atención: "Gracias a Dios que no les dimos Tomahawks", en referencia a misiles de largo alcance.
Sin embargo, horas después Trump ofreció una versión más cauta. Dijo que "acababa de enterarse" de la acusación rusa. "Me enfadé mucho por eso", dijo Trump a los periodistas en Mar-a-Lago, aunque admitió que no tenía confirmación independiente de que hubiera ocurrido. "Es un momento delicado", recordó Trump, señalando que, aunque ambas partes estaban a la ofensiva, "otra cosa es atacar su casa". Insinuó que había bloqueado la venta de misiles de crucero Tomahawk a Ucrania precisamente para prevenir este tipo de ataque.
Aunque Rusia ha dicho que no usaría el incidente para irse de las negociaciones, puede aprovecharlo para elevar sus pretensiones y, eventualmente, evitar un compromiso que —como el propio Putin explicó a sus generales el pasado fin de semana— no está entre sus prioridades ante lo que considera éxitos en el frente. Georgi Bovt, analista de política rusa, aventuró en una publicación en Telegram que el Kremlin podría ampliar sus reclamaciones territoriales a "la totalidad de las regiones de Zaporiyia y Jerson", dos regiones ucranianas actualmente bajo ocupación parcial por tropas rusas.




