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No sé si es correcto preguntarte por tu edad... pareces un niño de 15-18 años hablando de algo que acaba de descubrir...
Hay jardines que es mejor que los cultive, quien lo plantó. Si tu pasas 'por ahí', sólo contémplalo...
Hay jardines que es mejor que los cultive, quien lo plantó. Si tu pasas 'por ahí', sólo contémplalo...
No te lo voy a decir de todas manera porque es una cosa sin importancia, lo que me estoy dando cuenta que no tienes ni p**a idea de lo que hablas sobre este tema en concreto, ni lo acabo de descubrir, ni nada parecido, así deja ya de trollearme en este sentido.
NEBIRE
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Eso no significa que la medicina sea natural. Si fuera natural, iríamos al monte, lo cogeríamos y nos la administraríamos.. desde el momento en que va a un laboratorio, y se trata (sea del modo que sea, y no me refiero a procesos mecánicos como la molienda o la desecación), se convierte en un producto artificial, esto es: no se encuentra libre en la Naturaleza (así).
Aquí es donde creo que no es correcto lo que has dicho sobre la Medicina, hay plantas medicinales que las puedes encontrar en la Naturaleza por ejemplo: La menta (Mentha piperita) se emplea para combatir las jaquecas, el Ajo reduce el colesterol favorece el control de la tensión arterial y es anticoagulante y tiene propiedades antioxidantes.
Cuando te he hablado de la Prehistoria sobre la Medicina te he querido decir desde donde tienen su Origen y solo te querido poner un ejemplo de que esos medicamentos llevan componente naturales como son las plantas o de ciertos animales e Insectos.
Te lo pongo mas fácil para que lo entiendas, si esto no lo entiendes no vuelvo mas debatir contigo por lo menos en este post.
Infórmate y lee un poco
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¿Son los medicamentos de la industria farmacéutica artificiales?
La Real Academia de la Lengua da cuatro definiciones para artificial: (1) Hecho por mano o arte del hombre, (2) No natural, falso, (3) Producido por el ingenio humano y (4) adj. ant. Artificioso (disimulado, cauteloso). Recurriendo a términos de farmacología y acercándonos lo más posible a la definición de la RAE creo que podemos definir el concepto artificial como aquello que está generado por la mano del hombre y que por tanto no está presente en la naturaleza como tal. También podemos pensar que modificaciones de compuestos naturales, o bien mezclas de ellos deberían ser calificados de artificiales.
Basta darse una vuelta por la farmacopea, tomando como referencia a algunos de nuestros medicamentos más usados para comprobar que la inmensa mayoría tienen un origen natural: plantas, hongos o bacterias producen sustancias con efectos terapéuticos que son consumidos a diario. Veamos tres ejemplos muy conocidos:
La clásica aspirina, que no es más que ácido acetilsalicílico se extrae a partir de la corteza de sauce, la cual ya era conocida por Hipócrates en el siglo V a.C., usándose para el dolor. Edward Stone en 1703 encontró que también podía ser empleada para combatir las fiebres.
La quinina es un alcaloide natural producido por la planta de la quina (Cinchona pubescens) y es empleado como medicamento contra la malaria. Se viene usando desde hace bastantes siglos y su uso se extendió por todo el mundo cuando los “conquistadores” de tierras americanas comprobaron que la población indígena la empleaba como terapia contra las fiebres palúdicas.
El eucaliptol, que se extrae de las hojas del eucalipto se emplea como tonificante de las vías respiratorias y forma parte de muchos jarabes o vaporizadotes que ayudan a respirar durante procesos catarrales.
Estos son tres ejemplos típicos, pero tal y como muestran los tratados de farmacología hay muchísimos más, algunos de ellos quizás no tan evidentes para personas que no han estudiado farmacia: los antibióticos son producidos por hongos y algunos grupos de bacterias; el tamiflú empleado contra la gripe se obtiene del anís estrellado, el taxol (un agente anticancerígeno usado en quimioterapia) se obtiene de la corteza del tejo. Los complejos vitamínicos, cofactores, enzimas, así como una larga lista de medicina que son recetadas de continuo proceden de compuestos naturales.
Muchos de los compuestos naturales de partida son extraídos, modificados y presentados para que sea más sencilla su administración, así como el control de sus dosis. Otros son ligeramente modificados de forma química para hacerlos más o menos solubles, o como en el caso de los antibióticos, para burlar a los microorganismos resistentes. Este es un tratamiento muy habitual hoy en día y puede que alguien encuentre aquí el término “artificial” que se critica al inicio. Volveré sobre este punto.
Por supuesto también hay medicamentos que se obtienen por síntesis química “de novo”, compuestos que no existían previamente en la naturaleza. Eso se puede hacer gracias al profundo conocimiento de química y de biología molecular que permite diseñar fármacos cada vez de una forma más racional. Estos medicamentos son más caros de producir ya que requieren una fuerte inversión en investigación para dar con ellos. Uno puede pensar que estos son los medicamentos que se critican en esas revistas de “medicina alternativa”, pero basta leer los contenidos de los artículos para ver que no es así, que la crítica es grosera, va dirigida hacia todos los productos de la industria farmacéutica.
Cómo es natural no es tóxico
Una de las “gracias” estriba en hablar de terapia natural o medicina natural como sinónimo de bueno. Pero el axioma natural igual a no tóxico no es siempre cierto. En primer lugar muchos de los productos ofertados por estas revistas de natural no tienen un pelo, sufren los mismos tratamientos que aquellos que ofertan las grandes compañías farmacéuticas. De hecho, muchos de los medicamentos “naturales” proceden de empresas farmacéuticas que también facturan sumas más que considerables.
Pero además creo que no es necesario extenderme mucho al recordar la cantidad de compuestos tóxicos que son de origen natural. De hecho la mayoría de los venenos más potentes conocidos son de origen natural. Toxina botulínica, curare, cianuro, fenol…. Pero claro, los fabricantes de productos “naturales” no se refieren a ellos cuando hablan de toxicidad, sino a que los medicamentos de la farmacia tienen un enorme listado de contraindicaciones y de efectos secundarios. Efectivamente, es así y tiene una clara razón de ser. Los medicamentos antes de poder ser puestos a la venta han de ser testados, comprobando su efectividad en ensayos de toxicidad, y eficacia (placebo y doble ciego). Todas las reacciones adversas (aunque sólo se hayan producido una vez) se han de anotar. Y si el medicamento es aprobado, las reacciones adversas futuras han de ser registradas. Eso no ocurre con esas “medicinas naturales” muchas de las cuales no pasan por la agencia del medicamento porque son vendidas como “complementos”, aunque en realidad se estén vendiendo claramente con otro fin. Muchos de esos productos no han pasado rigurosos controles y, en el mejor de los casos, basan su efectividad en estudios teóricos o tomando como suyos datos que otros han obtenido con sustancias análogas. No hay listado de efectos secundarios porque para muchos no hay seguimiento de los mismos. Sólo cuando se produce un problema sanitario grave nos enteremos de esos efectos. En resumen los supuestos “medicamentos naturales” pueden producir exactamente los mismos problemas que esos otros que llaman tóxicos, porque los principios activos muchas veces son los mismos.
¿Todo lo artificial es tóxico?
La frase del editorial de DSalud que dice “los medicamentos son artificiales y por tanto tóxicos” es bastante curiosa. ¿Los alimentos artificiales también son tóxicos? El producto natural es la leche, pero de forma artificial (y milenaria) fabricamos artificialmente yogurt o queso. La uva es un producto natural del que artificialmente fabricamos mosto, vino y vinagre. Y cientos de ejemplos más. Creo que personas que no pueden vivir sin coche ni móvil deberían más cuidadosos al elegir mejor sus frases y su grado de cinismo. O eso o elegir mejor los anuncios presentes en su revista que dirigen, ya que no hacen más que anunciar medicamentos “artificiales” tal y como mostraré ahora. ¿O acaso permite publicitar a sabiendas productos tóxicos?
¿En qué consiste exactamente un fármaco natural?
Consultando la definición de la wikipedia de medicina natural, donde se incluye la definición de la OMS, podemos leer
aunque se dice medicina natural para distinguirla de la medicina reglada, muchos preparados naturales utilizados en la medicina natural contienen el mismo principio activo o fármaco que los usados en la medicina convencional, pero preparados al margen de los procedimientos industriales, usando formas tradicionales como la maceración, la infusión o la cocción.
Bueno, bueno, aquí ya tenemos algo muy distinto a lo que nos quiere hacer llegar algunos que se dicen seguidores de la “medicina natural”. El principio activo es el mismo, luego la toxicidad debe de venir del proceso de preparación. Pero si recurrimos a muchos medicamentos veremos que éstos siguen sistemas de maceración y cocción similares a los de la medicina “natural”, los excipientes que emplean son similares (como lactosa, fructosa, algún colorante natural, etc) y ambos, tanto el natural como el “artificial”, compiten en la estantería de la farmacia por los clientes.
¿Entonces a qué viene el emplear un término tan duro como tóxico en la editorial de esta revista? Quizá haya un intento de concienciar al uso exclusivo de medicina “natural” y huir así de productos tóxicos. Esto hace suponer que todo lo que se anuncia en esta revista deben de ser forzosamente ese tipo de productos, sin ninguna artificiosidad. Analizando la revista del mes de agosto de DSalud en su página 53 nos encontramos con un “maravilloso complemento” dietético que se obtiene a partir de un extracto de mejillón de labio verde de Nueva Zelanda. Se nos informa que este compuesto no puede ser tomado en cantidades suficientes mediante la simple ingestión de un plato de mejillones, ni mediante la pulverización y concentración del mismo, ya que la oxidación que se produce hace que el principio activo pierde hasta 175 veces su actividad. Por ello se informa de que se hace una extracción química con CO2 supercrítico para aislar y estabilizar ese principio, que no es más que un lípido. Además en el proceso de purificación se eliminan las proteínas que podrían provocar reacciones alérgicas a los potenciales consumidores. Este proceso es muy típico en farmacia, los principios activos (vitaminas, cofactores, inhibidores de enzimas, tamponadores del pH, etc) están a concentraciones muy bajas en los organismos productores, tanto que la simple ingestión de la fuente primaria, por muy natural que sea (planta, hongo…), no suele ser suficiente para alcanzar una dosis terapéutica, por lo que hay que extraerlo y purificarlo. Y posteriormente hay que presentarlo en la dosis adecuada (cápsula, pastilla, vial inyectable…) con compuestos que lo estabilicen y permitan su paso por el tracto digestivo, si por ejemplo se ingiere. No sé si el compuesto que se anuncia es eficaz o no, de eso no va este artículo, pero lo que está claro es que sí sufre un tratamiento similar al que se emplea para obtener cualquier medicamento, principio activo o complemento nutritivo. Este producto es tan naturales o tan artificial como muchos que encontramos en cualquier farmacia.
La Real Academia de la Lengua da cuatro definiciones para artificial: (1) Hecho por mano o arte del hombre, (2) No natural, falso, (3) Producido por el ingenio humano y (4) adj. ant. Artificioso (disimulado, cauteloso). Recurriendo a términos de farmacología y acercándonos lo más posible a la definición de la RAE creo que podemos definir el concepto artificial como aquello que está generado por la mano del hombre y que por tanto no está presente en la naturaleza como tal. También podemos pensar que modificaciones de compuestos naturales, o bien mezclas de ellos deberían ser calificados de artificiales.
Basta darse una vuelta por la farmacopea, tomando como referencia a algunos de nuestros medicamentos más usados para comprobar que la inmensa mayoría tienen un origen natural: plantas, hongos o bacterias producen sustancias con efectos terapéuticos que son consumidos a diario. Veamos tres ejemplos muy conocidos:
La clásica aspirina, que no es más que ácido acetilsalicílico se extrae a partir de la corteza de sauce, la cual ya era conocida por Hipócrates en el siglo V a.C., usándose para el dolor. Edward Stone en 1703 encontró que también podía ser empleada para combatir las fiebres.
La quinina es un alcaloide natural producido por la planta de la quina (Cinchona pubescens) y es empleado como medicamento contra la malaria. Se viene usando desde hace bastantes siglos y su uso se extendió por todo el mundo cuando los “conquistadores” de tierras americanas comprobaron que la población indígena la empleaba como terapia contra las fiebres palúdicas.
Fórmula química de la quinina (izquierda) y planta de la que se extrae (quina) (derecha)
El eucaliptol, que se extrae de las hojas del eucalipto se emplea como tonificante de las vías respiratorias y forma parte de muchos jarabes o vaporizadotes que ayudan a respirar durante procesos catarrales.
Estos son tres ejemplos típicos, pero tal y como muestran los tratados de farmacología hay muchísimos más, algunos de ellos quizás no tan evidentes para personas que no han estudiado farmacia: los antibióticos son producidos por hongos y algunos grupos de bacterias; el tamiflú empleado contra la gripe se obtiene del anís estrellado, el taxol (un agente anticancerígeno usado en quimioterapia) se obtiene de la corteza del tejo. Los complejos vitamínicos, cofactores, enzimas, así como una larga lista de medicina que son recetadas de continuo proceden de compuestos naturales.
Muchos de los compuestos naturales de partida son extraídos, modificados y presentados para que sea más sencilla su administración, así como el control de sus dosis. Otros son ligeramente modificados de forma química para hacerlos más o menos solubles, o como en el caso de los antibióticos, para burlar a los microorganismos resistentes. Este es un tratamiento muy habitual hoy en día y puede que alguien encuentre aquí el término “artificial” que se critica al inicio. Volveré sobre este punto.
Por supuesto también hay medicamentos que se obtienen por síntesis química “de novo”, compuestos que no existían previamente en la naturaleza. Eso se puede hacer gracias al profundo conocimiento de química y de biología molecular que permite diseñar fármacos cada vez de una forma más racional. Estos medicamentos son más caros de producir ya que requieren una fuerte inversión en investigación para dar con ellos. Uno puede pensar que estos son los medicamentos que se critican en esas revistas de “medicina alternativa”, pero basta leer los contenidos de los artículos para ver que no es así, que la crítica es grosera, va dirigida hacia todos los productos de la industria farmacéutica.
Cómo es natural no es tóxico
Una de las “gracias” estriba en hablar de terapia natural o medicina natural como sinónimo de bueno. Pero el axioma natural igual a no tóxico no es siempre cierto. En primer lugar muchos de los productos ofertados por estas revistas de natural no tienen un pelo, sufren los mismos tratamientos que aquellos que ofertan las grandes compañías farmacéuticas. De hecho, muchos de los medicamentos “naturales” proceden de empresas farmacéuticas que también facturan sumas más que considerables.
Pero además creo que no es necesario extenderme mucho al recordar la cantidad de compuestos tóxicos que son de origen natural. De hecho la mayoría de los venenos más potentes conocidos son de origen natural. Toxina botulínica, curare, cianuro, fenol…. Pero claro, los fabricantes de productos “naturales” no se refieren a ellos cuando hablan de toxicidad, sino a que los medicamentos de la farmacia tienen un enorme listado de contraindicaciones y de efectos secundarios. Efectivamente, es así y tiene una clara razón de ser. Los medicamentos antes de poder ser puestos a la venta han de ser testados, comprobando su efectividad en ensayos de toxicidad, y eficacia (placebo y doble ciego). Todas las reacciones adversas (aunque sólo se hayan producido una vez) se han de anotar. Y si el medicamento es aprobado, las reacciones adversas futuras han de ser registradas. Eso no ocurre con esas “medicinas naturales” muchas de las cuales no pasan por la agencia del medicamento porque son vendidas como “complementos”, aunque en realidad se estén vendiendo claramente con otro fin. Muchos de esos productos no han pasado rigurosos controles y, en el mejor de los casos, basan su efectividad en estudios teóricos o tomando como suyos datos que otros han obtenido con sustancias análogas. No hay listado de efectos secundarios porque para muchos no hay seguimiento de los mismos. Sólo cuando se produce un problema sanitario grave nos enteremos de esos efectos. En resumen los supuestos “medicamentos naturales” pueden producir exactamente los mismos problemas que esos otros que llaman tóxicos, porque los principios activos muchas veces son los mismos.
¿Todo lo artificial es tóxico?
La frase del editorial de DSalud que dice “los medicamentos son artificiales y por tanto tóxicos” es bastante curiosa. ¿Los alimentos artificiales también son tóxicos? El producto natural es la leche, pero de forma artificial (y milenaria) fabricamos artificialmente yogurt o queso. La uva es un producto natural del que artificialmente fabricamos mosto, vino y vinagre. Y cientos de ejemplos más. Creo que personas que no pueden vivir sin coche ni móvil deberían más cuidadosos al elegir mejor sus frases y su grado de cinismo. O eso o elegir mejor los anuncios presentes en su revista que dirigen, ya que no hacen más que anunciar medicamentos “artificiales” tal y como mostraré ahora. ¿O acaso permite publicitar a sabiendas productos tóxicos?
¿En qué consiste exactamente un fármaco natural?
Consultando la definición de la wikipedia de medicina natural, donde se incluye la definición de la OMS, podemos leer
aunque se dice medicina natural para distinguirla de la medicina reglada, muchos preparados naturales utilizados en la medicina natural contienen el mismo principio activo o fármaco que los usados en la medicina convencional, pero preparados al margen de los procedimientos industriales, usando formas tradicionales como la maceración, la infusión o la cocción.
Bueno, bueno, aquí ya tenemos algo muy distinto a lo que nos quiere hacer llegar algunos que se dicen seguidores de la “medicina natural”. El principio activo es el mismo, luego la toxicidad debe de venir del proceso de preparación. Pero si recurrimos a muchos medicamentos veremos que éstos siguen sistemas de maceración y cocción similares a los de la medicina “natural”, los excipientes que emplean son similares (como lactosa, fructosa, algún colorante natural, etc) y ambos, tanto el natural como el “artificial”, compiten en la estantería de la farmacia por los clientes.
¿Entonces a qué viene el emplear un término tan duro como tóxico en la editorial de esta revista? Quizá haya un intento de concienciar al uso exclusivo de medicina “natural” y huir así de productos tóxicos. Esto hace suponer que todo lo que se anuncia en esta revista deben de ser forzosamente ese tipo de productos, sin ninguna artificiosidad. Analizando la revista del mes de agosto de DSalud en su página 53 nos encontramos con un “maravilloso complemento” dietético que se obtiene a partir de un extracto de mejillón de labio verde de Nueva Zelanda. Se nos informa que este compuesto no puede ser tomado en cantidades suficientes mediante la simple ingestión de un plato de mejillones, ni mediante la pulverización y concentración del mismo, ya que la oxidación que se produce hace que el principio activo pierde hasta 175 veces su actividad. Por ello se informa de que se hace una extracción química con CO2 supercrítico para aislar y estabilizar ese principio, que no es más que un lípido. Además en el proceso de purificación se eliminan las proteínas que podrían provocar reacciones alérgicas a los potenciales consumidores. Este proceso es muy típico en farmacia, los principios activos (vitaminas, cofactores, inhibidores de enzimas, tamponadores del pH, etc) están a concentraciones muy bajas en los organismos productores, tanto que la simple ingestión de la fuente primaria, por muy natural que sea (planta, hongo…), no suele ser suficiente para alcanzar una dosis terapéutica, por lo que hay que extraerlo y purificarlo. Y posteriormente hay que presentarlo en la dosis adecuada (cápsula, pastilla, vial inyectable…) con compuestos que lo estabilicen y permitan su paso por el tracto digestivo, si por ejemplo se ingiere. No sé si el compuesto que se anuncia es eficaz o no, de eso no va este artículo, pero lo que está claro es que sí sufre un tratamiento similar al que se emplea para obtener cualquier medicamento, principio activo o complemento nutritivo. Este producto es tan naturales o tan artificial como muchos que encontramos en cualquier farmacia.
Si te interesa sigue leyendo este Articulo donde me he molestado he buscar cierta Información para que lo entiendas mejor lo que te he querido decir.