Estados Unidos ha hecho oídos sordos a las explicaciones que le exige Europa por los escándalos de espionaje. Ninguna de las negociaciones abiertas en Bruselas para aclarar por qué Gobiernos y ciudadanos europeos fueron vigilados por empresas y autoridades estadounidenses ha dado fruto y, en algunos casos, Washington ha bloqueado esa rendición de cuentas. Las discusiones entre expertos comunitarios y estadounidenses avanzan con lentitud y todas las autoridades de la Administración de Obama citadas a comparecer ante el Parlamento Europeo han rechazado acudir. La Comisión Europea prepara una evaluación de las relaciones transatlánticas para final de año.
Cuatro meses después de las primeras revelaciones, los papeles del exanalista Edward Snowden siguen aturdiendo a los ciudadanos sin que la Unión Europea haya podido obtener un relato convincente sobre estos episodios. El Ejecutivo comunitario se apresuró a exigir explicaciones, pero EE UU remitió las respuestas a una serie de grupos de trabajo que han diluido las expectativas creadas en los tres ámbitos de representación europea: Comisión, Consejo y Parlamento.
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