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¡Cómo ha nevado esta noche!; ¡Qué blanco está todo!; ¡Qué frío vamos a pasar hoy!» [RAE: Ortografía, 1999, § 5.6.
¿Hola como estás? , Esto es sólo una prueba Miguel... Y además : ¡funciona genial!  Amo a las ranas

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¡Cómo ha nevado esta noche!; ¡qué blanco está todo!; ¡qué frío vamos a pasar hoy!» [RAE: Ortografía, 1999, § 5.6.4]
¿Hola como estás? , Esto es sólo una prueba Miguel... Y además : ¡funciona genial!  Amo a las ranas!.

las declaraciones del presidente de la academia de cine español, álex de la iglesia, ayer por la tarde en el programa la ventana de la cadena ser para defender la finalmente tumbada ley sinde son de las que atacan el hígado y hacen que la sangre suba a la cabeza. o esta gente no se ha dado cuenta de en qué mundo vive, o se cree el ombligo del mundo. “si se follan (sic) una película en internet durante la primera semana de su estreno, esa cinta ya no levanta cabeza”, espetó de la iglesia. vaya. bienvenido al mundo real. le diré que no solo les pasa a ustedes. que, por ejemplo, si alguno de mis compañeros periodistas o yo misma escribimos un artículo, una exclusiva o un reportaje a fondo, tenemos que asumir que nuestro trabajo pase a ser gratuito en cuestión de horas, verlo flotar en múltiples páginas de internet y comprobar cómo, cada vez más, es muy complicado poder ingresar dinero por nuestro trabajo. el papel está a punto de pasar a la historia, sí. casi nadie está dispuesto a pagar por lo que puede tener gratis, también. es injusto y es muy difícil encontrar la solución, pues oiga, han descubierto ustedes la pólvora.
la diferencia es que el mundo del periodismo –y hablo de este porque es el que más conozco, aunque hay muchos otros ejemplos– se ve obligado a aceptar que es así porque las cosas evolucionan y, por tanto, los editores se rompen la cabeza a día de hoy para encontrar la solución: la tecla, el formato o la idea revolucionaria que haga compaginar las nuevas tecnologías con el hecho de poder ingresar dinero y que los profesionales puedan recibir un salario sin tener que depender de un mecenas o de las subvenciones del gobierno de turno. mientras medio mundo asume, mientras busca soluciones para reinventarse y superar esta problemática, algunos artistas se creen que solo ellos existen. que son las únicas víctimas del universo. dice de la iglesia que la ley sinde “beneficia a las compañías telefónicas”, porque cuanto más se use la red, más ganan. vaya. de perogrullo, claro. pues carguémonos internet, y aquí paz y después gloria.
“yo pido a los políticos que solucionen los problemas”, continúa el presidente de la academia de cine. ¿y a los demás, quién se los soluciona? porque le recuerdo que hay múltiples sectores con el agua al cuello, cada uno con su particular soga, y no por eso el gobierno crea una ley para cada uno de ellos que establezca un procedimiento de urgencia. a la gente de a pie no le queda más remedio que someterse a largos procesos judiciales para defender sus derechos. procesos demasiado largos, sí, pero ese ya sería otro tema.
“no hay por un lado los internautas y por otro lado los creadores. yo soy internauta y soy creador”, sigue de la iglesia. pues me gustaría saber si el señor presidente de la academia de cine se suscribe cada día a un periódico digital pagando una cuota y si nunca lee información gratuita, como casi todo hijo de vecino. porque de ser así, la siguiente pregunta es: ¿tiene usted un doble discurso o es que cree que solo en el mundo del cine y la música hay creadores y los demás son de segunda categoría?
si se hubiese aprobado la ley sinde, muchos otros estarían también en su derecho de reclamar su propiedad intelectual. el efecto dominó podría ser interminable, hasta suponer que internet perdiese todo el sentido. algunos ya han encontrado la fórmula, respetando los derechos y ofreciendo algo distinto o novedoso por lo que la gente está dispuesta a pagar. pónganse las pilas. aunque claro, una suscripción no es tan rentable como vender un cd o un dvd a 20 euros. la baraja se llama internet. asumamos que no se puede romper, así que juguemos todos. eso sí, sin las cartas marcadas.

¡Cómo ha nevado esta noche!; ¡qué blanco está todo!; ¡qué frío vamos a pasar hoy!» [RAE: Ortografía, 1999, § 5.6.4]
¿Hola como estás? , Esto es sólo una prueba Miguel... Y además : ¡funciona genial!  Amo a las ranas!.