Ya eran bastante grandecitos. Yo de más chico (tal vez hasta los 16, no me acuerdo) solía acariciar a los gatos de mi madre, un poco al estilo Elvira (Tiny Toon), y a un perro le pegaba hasta que un día me gruñó (digamos a los 15, lo copié de mi abuelo, que no sé por qué le pegaba, ni por qué me pareció divertido).
Eso no es normal. Mi tío también le pegaba al perro, y yo lo defendía e influenciaba a otros adultos para que dejase de pegarle, no me unía a pegarle al perro.
Pegarle a animales indefensos es de insensibles, psicópatas y cobardes. No es algo de lo que alardear.