¿Qué tienen en común tres totales desconocidos como Carlos Gandini, Ray Hutton y Rudolf Winschuh? Los tres son agentes comerciales, trabajan para empresas que se dedican a la venta de productos informáticos destinados al espionaje y la interceptación masiva de comunicaciones, y han pasado por España en los primeros ocho meses de 2013. La industria privada de la inteligencia empieza a florecer tras el 11-S y ha conseguido facturar desde entonces miles de millones de dólares cada año. Público ha tenido acceso en exclusiva para España a la tercera entrega de los Spy Files, una colección de información recopilada por WikiLeaks sobre este tipo de compañías y que incluye folletos sobre el funcionamiento de sus dispositivos, contratos de algunas de ellas y un registro completo de los viajes de sus representantes a todos los rincones del planeta gracias al trabajo de la Unidad de Contraespionaje de WikiLeaks..
"La industria de la vigilancia trabaja mano a mano con gobiernos de todo el mundo para ayudarles a espiar de forma ilegítima a sus ciudadanos. Con escasa vigilancia y ninguna regulación efectiva, nos vemos involucrados en este tipo de espionaje sin límites en contra de nuestra voluntad y, frecuentemente, sin enterarnos", denuncia el fundador de WikiLeaks, Julian Assange, quien asegura que su organización seguirá "comprometida con revelar y educar sobre los secretos de esta industria, con el objetivo de que juntos podamos construir el conocimiento y las herramientas para protegernos a nosotros mismos y a los demás".
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