Bloquear combinaciones como
Ctrl+C,
Ctrl+Z y otras no te protege del todo. Si el cliente tiene acceso
SSH, siempre podrá abrir otra sesión o usar combinaciones como
*Ctrl+* para enviar señales
SIGQUIT o incluso
ssh -t para ejecutar comandos alternativos.
Cárcel chroot: Usa chroot para limitarlo a un entorno aislado.
chroot /home/usuario /bin/bash
Shell restringida (rbash): Cambia la shell por una restringida
Bloquea comandos peligrosos: Edita
.bashrc para eliminar comandos como
ssh, scp y wget.Control de teclas en terminales: Usa herramientas como
tput para desactivar combinaciones específicas dentro del programa:
Pero si tu cliente tiene acceso físico o control del equipo, olvídate de protegerlo al 100%. El que sabe, siempre encuentra una puerta trasera.