Pero, ¿para qué necesitas un router, te preguntas, si tu operadora ya te ha “regalado” uno? Además, funciona bien y cuando se estropea te lo arreglan o te lo cambian. Si lo miras así, adquirir un router por tu cuenta no tiene mucho sentido. Pero hay más formas de verlo. En este artículo te explicamos por qué las cosas no son lo que parecen, y por qué un cambio de router es lo que necesitas para disfrutar con plenitud de tu conexión a Internet.
En primer lugar, no es ningún secreto que los routers que distribuyen las operadoras ni son los mejores del mercado, ni salen gratis. El router lo pagas sí o sí, bien a modo de alquiler, en pequeñas sumas que se añaden al recibo de Internet, bien aceptando un compromiso de permanencia que puede salir muy caro. Que no te quepa duda en este punto: siempre es preferible pagar a que te tengan atado, incluso aunque lleves con la misma compañía años y no tengas intención de cambiar. El porqué es elemental: las circunstancias pueden cambiar de un día a otro y cancelar un compromiso de permanencia, además de caro, puede generarte un quebradero de cabeza importante.
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