Nuestro hogar se ha convertido en un lugar donde cada vez tenemos más dispositivos que necesitan estar conectados a Internet, una realidad que normalmente podemos resolver con relativa facilidad recurriendo a la conexión inalámbrica.
Sin embargo ese socorrido recurso puede ser inadecuado para disfrutar al máximo de determinados dispositivos, como por ejemplo las consolas o los ordenadores dirigidos especialmente a jugar, y el motivo es muy sencillo, el WiFi no nos proporciona las mismas ventajas que una conexión cableada.
Desde luego una red inalámbrica es lo más cómodo y sencillo, y de hecho puede ser bastante seguro si seguimos una serie de pasos básicos como esconder el nombre de la red y cambiar la contraseña por defecto, pero para jugar y ver contenidos en streaming en alta resolución lo mejor es recurrir al cable.
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