Para conectarnos a Internet podemos usar actualmente dos soluciones distintas; la clásica conexión cableada, que normalmente recurre a un puerto Ethernet, y la conexión inalámbrica, basada en el estándar WiFi N o WiFi AC.
Por cuestiones de comodidad lo más normal es utilizar ambas conexiones, es decir no nos limitamos a recurrir a una de ellas forma exclusiva pero además es comprensible, ya que tanto la conexión cableada como la inalámbrica ofrecen una serie de ventajas claramente diferenciadas.
En este artículo vamos a hablar de esas ventajas y os ayudaremos a entender qué tipo de conexión se adaptará mejor a vuestras necesidades concretas en cada situación.
Tened en cuenta que partimos de la base de que tenéis una conexión a Internet aceptable y un router que tiene un mínimo de calidad, un tema que es fundamental ya que si fallamos en alguno de esos dos puntos no podremos disfrutar de una buena experiencia de uso ni por cable ni a través de red inalámbrica.
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