Todos queremos que las baterías de nuestros dispositivos tengan más capacidad. Que se carguen más rápido. Y también que nos garanticen una vida útil más prolongada. Este es uno de los desafíos de más entidad a los que se enfrenta la industria tecnológica debido a que tiene ramificaciones en un abanico amplio de sectores, como la informática o el coche eléctrico. Pero superar lo que ya nos ofrecen las baterías de iones de litio no parece fácil.
Actualmente hay muchos grupos de investigación trabajando para encontrar una alternativa a las baterías que tenemos hoy que cumpla todos los requisitos que he enumerado en el párrafo anterior. Algunos de esos proyectos pintan bien sobre el papel, pero, desafortunadamente, no parece que vayan a ofrecernos el resultado que buscamos a medio plazo. Ni siquiera, quizá, a largo plazo. Pero hay otras investigaciones menos exóticas que sí podrían depararnos sorpresas agradables en un plazo de tiempo prudencial. Esta es una de ellas.