La llegada de la tecla Me gusta a Facebook ha multiplicado la ambigüedad de nuestras vidas (antes de Febrero de 2009 nos hacíamos fan alegremente de todo sin grandes consecuencias). La palabra gustar ya es aséptica y confusa en sí misma. Mucho más si se pone, tecla mediante, y sin que medie palabra escrita alguna.
Por: Karelia Vázquez
Hemos empleado grandes cantidades de energía mental y tiempo (plural no mayestático) en averiguar los significados que puede tener un Me gusta, o varios (algunos llegan en tromba). Más enigmáticos aún resultan los que son dosificados a cuentagotas por personajes a los que insistimos en darle espacio en nuestras vidas. Los Me gusta de un(a) ex amnésico estimulan la más rica polisemia, mientras los consecutivos de un ex entregado solo sirven para constatar nuestras más profundas convicciones: Los Likes no son gratuitos y quieren decir cosas.
Facebook es muy parco en su definición oficial del botón "Me gusta". Solo apunta que es "un modo de hacer un comentario positivo (feedback, dice la definición original) o conectar con cosas o personas que te interesan sin tener que dejar nada por escrito.
También existe la posibilidad de rizar el rizo y dejar claro que "Te gusta que al otro le guste X". Por ejemplo, en un alarde de empatía puedes decir que Te gusta que otra persona esté escuchando una canción en Spotify o que Te gusta que le guste un artículo del periódico. Y lo puedes decir sin parar sin que sientas que te estás implicando demasiado. En definitiva es un Me gusta.
"La tecla Me gusta cubre un amplio territorio que puede abarca desde lo que no te interesa demasiado hasta aquello a lo que le tienes cariño, y también lo que realmente te apasiona. Sin gradaciones, es un botón verdaderamente fácil de pulsar por impulso", dice Victor Pineiro, de la agencia Big Spaceship.
¿Por qué darle tanto predicamento a un Me gusta? Eso han intentado averiguar algunos investigadores como el profesor de Psicología Larry Rosen de la Universidad Estatal de California. Para él los Me gusta de Facebook son un ejemplo de lo que esos nuevos profesionales que se hacen llamar Ciberpsicólogos definen como empatía virtual.
Todos sabemos que la empatía, llamémosle analógica, es la habilidad de entender al otro y ponerse en sus zapatos. ¿Acaso es posible cubrir todo eso con un Me gusta? Lo que sorprende a los observadores de nuestros comportamientos virtuales es lo bien que nos hace sentir un Like, a pesar de su naturaleza intangible.
Larry Rosen en su laboratorio averiguó quienes le daban con más fruición a la tecla, y la respuesta fue que casi todos los usuarios de Facebook la usamos mucho más que una vez al día. A saber: Un 52% de los adolescentes (nacidos en los años 90), un 45% de los jóvenes menores de 30 años, un 32% de la llamada Generación X (nacida entre los años 70 y 80) y un 24% de los Baby Boomers (nacidos entre 1940 y 1960).
Otro trabajo, liderado por Alexander Spradlin, se dedicó a comparar los efectos de la empatía virtual con la que hemos conocido toda la vida. Como era de esperar, la empatía cara a cara era seis veces más eficaz que la virtual para hacer sentir a alguien acompañado. Sin embargo, los investigadores se sorprendieron de cómo a pesar de ello, nos encanta que nos llenen de Me gustas . "Parecería no solo que la gente siente que gusta, sino que, además, se siente amada", dijeron los autores, que destacaron que la gente que era virtualmente sociable y repartía Me gustas a diestro y siniestro era también la que solía hacerlo en la vida real.
De todas maneras, expertos como la Dr. Moira Burke, investigadora de datos de Facebook, advierten que darle al Me gusta es el modo más vago de interactuar, y que lo realmente incrementa el capital social y reduce la sensación de soledad de un usuario es la "comunicación compuesta", es decir la combinación de Me gustas, comentarios y mensajes privados.
En los inicios de Facebook, a lo que yo llamaría la edad de la inocencia, todos nos hicimos fan de cientos de grupos solo por su nombre (ahora computan como Me gustas). La agudeza de sus autores merecía una legión de fanáticos irredentos, lo que éramos entonces. Seguramente los lectores recordarán los tiempos maravillosos de las "Señoras que ...". De aquella época he encontrado dos grupos inspiradísimos que tratan del asunto que hoy nos ocupa. Veamos:
◦Por una opción al lado de Me gusta que diga "Se me enamora el alma"
◦Por la sustitución del "Me gusta" por "Me lo tiro"
Así éramos de felices e indocumentados.
Pero luego se dijo que los grupos más populares de Facebook estaban a la venta con sus Me gusta incluidos (se decían que cada uno costaba tres céntimos). Mito, leyenda urbana o globo sonda que nos sirvió para bajar a la realidad.
Y aquí nos encontramos. Para seguir con los pies bien puestos en la tierra Michal Kosinki, un investigador de la Universidad de Cambridge se ha dedicado a averiguar todo sobre 58.000 voluntarios partiendo como única información de sus Me gustas. No sabía nada de ellos, ni siquiera si se trataba de hombres o mujeres.
Solo a través de los Likes su equipo adivinó el género con un 95% de precisión y la raza con un 93% de aciertos. También predijo la homosexualidad masculina en el 88% de los casos, y la femenina, en el 75%, la religión (82%), si eran demócratas o republicanos (85% de aciertos) y si fumaban, bebían alcohol o consumían drogas (73%, 70%, 65% de precisión).
Hubo Me gustas bastante obvios. Por ejemplo, hacer un clik en Jesús se consideró un predictor fuerte para ser cristiano y los Me gustas a la serie Glee coincidieron casi al 100% con la población gay masculina del estudio.
Sin embargo, hubo otras asociaciones impredecibles y bastante absurdas. Los Me gusta en las Curly Fries (patatas fritas en espiral) y en La Voz de Morgan Freeman se asociaron con un cociente intelectual alto, mientras los Likes en las motos Harley Davidson eran propios de lo que tenían pocas luces. Por otro lado, a los que le gustaba la última versión de Batman "El caballero oscuro ..." se les asoció con una vida social pobre y pocos amigos en Facebook.
El estudio confirmó lo que todos sabíamos: Los Me gusta que se ponen con un propósito pueden ser utilizados para otros muy diferentes. Hasta los propios autores reconocen que sus resultados "dan miedo".
Pero para frenar una estampida general de las redes sociales, los autores reconocen que "existe el riesgo de que las experiencias digitales negativas reduzcan la confianza en los servicios on line y en Internet". Un lujo que ya no nos podemos permitir. Así que apelan a "la buena voluntad entre las partes que interactúan en el ambiente digital para garantizar a los usuarios el control sobre su información". Fin de la cita.
Por otra parte, Kosinki aconseja a quien lo quiera escuchar que se practique "una buena higiene de Facebook para estar seguro de que aún te gusta lo mismo que en 2009".
Lo único que puede hacer Antigurú por ti es poner en tus manos esta aplicación recomendada por Michal Kosinski para que averigües qué dicen tus Me gustas de tu personalidad.
Quizás te recuerden algo de ti que ya habías olvidado.
http://blogs.elpais.com/antiguru/2013/04/las-mil-y-una-interpretaciones-de-me-gusta.html