El wearable definitivo no necesita pantalla, porque el contenido se muestra en nuestra propia piel. Es la premisa tras Cicret, una pulsera que utiliza un pequeño proyector para trasladar la pantalla del smartphone al antebrazo. Una vez allí un láser detecta el dedo del usuario para permitirle usar WhatsApp, tuitear o leer el periódico desde su brazo. ¿La pega? Todavía no existe, sino que se trata de un proyecto de dudoso futuro.
La tecnología fue presentada en noviembre de 2014, en un impresionante vídeo que ha superado los 16 millones de visitas. El problema es que se trataba de un simple diseño conceptual. Para convertir Cicret en algo real, estos desarrolladores franceses necesitan, según su web, 850.000 euros. Sin embargo, en vez de optar por una campaña de crowdfunding en una plataforma como Kickstarter, que ha logrado que dispositivos como Pebble recauden millones de dólares, los inversores pueden hacer donaciones directamente en una cuenta de PayPal.
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