A falta de cifras oficiales, que se conocerán en las próximas horas, la octava edición de Gamelab ha supuesto ese paso adelante que se había marcado la organización de cara a esta edición. Si el año pasado la cita cambió Gijón por Barcelona en un intento por ganar relevancia, este año el traslado ha sido del Centro Comercial de Las Arenas a la Fira de Montjuic, espacio habilitado para un evento de estas características y que le ha sentado como un guante.
Así, desde el pasado miércoles se han juntado en la Fira todos los actores de la industria en un acto que no tiene equivalente en nuestro país. Productores, jugadores y prensa han compartido espacio, charlas y algunas de las novedades que están al caer (Borderlands 2) o que ya están entre nosotros (Spec Ops: The Line).
Los ases en la manga que la organización tenía reservados para esta ocasión venían ambos de Japón. Kazunori Yamauchi, padre de Gran Turismo, no sólo recogió un premio de honor por toda su carrera sino que departió con el público en una conferencia en la que reconoció que antes del videojuego había tenido otra vocación: "Quería ser director de cine, pero el mercado japonés era un muy pequeño. Mi sueño era convertirme en el Steven Spielberg de mi país".
El premio gordo, en cuanto a reconocimientos personales, se lo llevó Hironobu Sakaguchi, padre de la franquicia Final Fantasy y alejado de la misma desde hace unos años. Elegante como él solo, Sakaguchi departió con prensa y aficionados y también dejó algunas perlas en su charla, una en especial sobre su nuevo título, Party Wave, un juego de surf para iPhone: "No hay mucha diferencia entre crear un juego épico para consola y uno para iOS. Los juegos son como tus hijos, los cuidas hasta el más mínimo detalle sin tener en cuenta el tamaño del proyecto o su presupuesto".
Ademas de Yamauchi o Sakaguchi, han pasado por Gamelab autores de renombre entre la comunidad de jugadores como Al Lowe (Leisure Suit Larry), Enric Álvarez (Castlevania: Lords of Shadow) o Phil Fish (responsable de la última pieza de orfebrería indie: Fez). Este último, muy críptico y poco amigo de las apariciones públicas, despidió su charla con un atronador "fuck the haters!" ("¡Que se jodan los críticos destructivos!").
Como suele ser habitual, durante la celebración de Gamelab también tuvieron lugar los premios anuales de la Academia de las Artes y las Ciencias Interactivas a los mejores juegos españoles del año. En esta edición fue New York Crimes, la aventura gráfica de Pendulo Studios la que se llevó el gato al agua.
Este año los premios estuvieron más repartidos, ya que New York Crimes se alzó con cuatro galardones (incluido el de mejor juego), Reality Fighters obtuvo el de mejor juego portátil y mejor tecnología y Zack Zero consiguió el reconocimiento a la mejor producción novel. Irónico caso este último, ya que los creadores de Zack Zero llevan en esto del videojuego desde los años ochenta.
Un éxito de la mano del público
El salto de calidad que ha dado este Gamelab ha sido esa mezcla de profesionales del sector y espacio para degustar las novedades del mercado. Si tenemos en cuenta que el videojuego español se ha quedado sin GameFest, el referente que tenían los usuarios para catar los juegos que están por llegar, este Gamelab ha sido un buen termómetro para demostrar que el público sigue con ganas de eventos por el estilo.
A la espera de que se conozca el número de asistentes a este encuentro, Gamelab parece haber encontrado la vía para futuras ediciones. Una vía que siga los pasos de lo que hemos visto en esta edición, donde la feria ha tendido la mano por igual al público raso como a aquellos interesados por conocer los entresijos de la industria para lograr un punto de unión único en nuestro país.
FUENTE :http://www.elmundo.es/elmundo/2012/07/01/navegante/1341155104.html