Windows 10 incluye desde su lanzamiento un antivirus que no ha parado de mejorar en los últimos años. Desde hace dos años, Windows Defender ya lucha de tú a tú con los principales antivirus del mercado, ofreciendo el mismo nivel de seguridad que incluso las soluciones de pago. Sin embargo, un fallo en él permite que algunos virus puedan colarse.
Si instalamos un antivirus en Windows 10, Defender queda desactivado. Pero en el caso de que no tengamos ninguno, este antivirus por defecto nos protege y nos evita tener que descargar un programa adicional. El problema es que el nuevo fallo del antivirus hace que algunos archivos se queden sin analizar porque éstos son ignorados.