La disputa que mantienen ambos países desde 1949 ha privado a Taiwán de acceso a los organismos internacionales y le otorga un estatus indefinido y un reconocimiento internacional limitado.
De hecho, solo 15 países del mundo reconocen el territorio como un estado soberano, mientras que China reclama la isla como parte de su dominio y la considera una provincia rebelde.
En 2005, el Partido Comunista chino aprobó una ley antisecesión que reivindica su derecho a recurrir a "medidas no pacíficas" contra Taiwán si intenta separarse de China continental.
Desde entonces, si Taiwán llegase a declarar la independencia, el pequeño territorio insular podría recibir un ataque militar.
Pero, tras años de hostilidades y tensiones, Taiwán encontró una estrategia que ayuda a su supervivencia nacional en este conflicto tan asimétrico y con la que ha conseguido alejar el fantasma de una invasión china: el llamado "escudo de silicio".
Un "arma" que nadie puede replicar a mediano o largo plazo dado su nivel de complejidad.
Una industria clave de la que depende desde la fabricación de aviones de combate hasta paneles solares, pasando por videojuegos o instrumentos médicos.
Para contarnos de qué se trata, en BBC Mundo hablamos con Craig Addison, el periodista que acuñó el término con la publicación de su libro Silicon Shield: Taiwan's Protection Against Chinese Attack ("El escudo de silicio: la protección de Taiwán contra un ataque de China").