Eva Martín / Juan F. Marcelo - 30/07/2010
Conseguir un poco de seguridad e intimidad en las redes sociales es una tarea muy compleja. Parece que el lema a seguir es "la seguridad para el que se la trabaja, y mucho". Los usuarios más concienciados de la redes sociales toman todo tipo de medidas, en algunos casos llegando incluso a la paranoia. Se aseguran de no compartir ningún tipo de datos personales con nadie, eliminan la información confidencial de sus perfiles, y ni siquiera introducen datos como su nombre y apellidos o su dirección postal.
Por desgracia, todas las redes sociales tienen un fuerte componente exhibicionista. Aunque un usuario no comparta información, a menudo procura mostrar en público diversas fotografías, y aquí es donde se produce una de las más graves brechas de seguridad. Por muchas precauciones que tome el usuario, por mucho que elimine su información, basta con que suba una fotografía a su página en una red social, para que esté facilitando la acción de acosadores y delincuentes para que lo encuentren en pocos segundos.En los últimos tiempos ha surgido una nueva tecnología llamada geoetiquetado, o etiquetas geográficas. Es una información que muchos dispositivos incrustan en las fotografías para que los propietarios de la máquina sepan dónde tomaron cada foto. Es muy útil para los aficionados a los viajes, porque podrán volver con toda precisión al mismo sitio, y además podrán guiar a los amigos para que encuentren esa cascada tan pintoresca o ese chiringuito donde tenían un pescado magnífico.
En el caso de las cámaras de fotos digitales, es poco habitual que tengan un GPS, aunque a muchas se les puede añadir poniendo un módulo externo. No ocurre lo mismo con la mayoría de los teléfonos móviles inteligentes, que integran un GPS; en estos momentos son los favoritos de los internautas a la hora de tomar fotografías. Crear geoetiquetas con un teléfono móvil es un proceso automático. No se ha llegado al extremo de que la opción venga activada por defecto en todos los móviles, pero muchos de ellos, durante el proceso inicial de configuración, preguntan al usuario si quiere activar o no la función de geoetiquetado, y no dan demasiadas explicaciones sobre en qué consiste. Muchísimos usuarios lo activan sin saber lo que están haciendo.
En otros supuestos, el teléfono ha pasado por las manos de una compañía de móviles, que ha introducido ciertas modificaciones para asegurarse de cerrar el teléfono a las tarjetas de la competencia, y en estos teléfonos el usuario no tiene ninguna garantía de que el geoetiquetado no esté activado por defecto. Cada vez más teléfonos móviles están preparados para subir las fotos a sitios de Internet con sólo pulsar un botón. Y allá va, todo un caudal de información personal que queda disponible a merced de quien quiera buscarla, y el usuario sin enterarse de nada.
La información geográfica está incrustada en el código de las fotografías como datos EXIF (Exchangeable Image File format) y, dependiendo del dispositivo y del software de edición, puede ser más o menos completa. Incluye información como las coordenadas geográficas del lugar donde se hizo la foto, el modelo del dispositivo con el que se tomó (y hasta el número de serie, el enfoque, la distancia, el tipo de objetivo, la apertura, los parámetros lumínicos, y a veces incluso hasta el nombre y apellidos del fotógrafo.
Algunos usuarios de redes sociales se creen absolutamente seguros, porque han dejado pocas pistas y, en consecuencia, se atreven a compartir en Internet fotos de su pinacoteca particular, porque saben que no hay datos de referencia en la imagen, o incluso de las actividades de sus hijos, porque no aparecen camisetas o señas identificativas de quiénes son o dónde están. Sin embargo, olvidan todos los datos que hay codificados en la información incrustada o “metadata”, que es como la llaman los especialistas en informática.
Recientemente, Gerald Friedland y Robin Sommer, investigadores del International Science Institute, han demostrado lo fácil que es para un pederasta, un ladrón, un secuestrador o un acosador obtener datos de las fotografías. Descargaron fotos de un servicio de Internet llamado Craig List. Es la lista de anuncios clasificados más antigua de Internet, y ofrece a los usuarios la opción de que no se publique ningún otro dato personal. Friedland y Sommer consiguieron extraer información geográfica de fotografías de objetos a la venta. A continuación hicieron una búsqueda de vídeos en YouTube, bajo la etiqueta "niños". La mayoría de ellos habían sido tomados con un teléfono inteligente y contenían información geográfica. Aún más grave, lograron reconstruir el itinerario del viaje de muchos internautas que habían colgado fotos o vídeos de todos los lugares que habían recorrido, e incluso pudieron determinar que todavía no habían vuelto a casa, y cuál era su dirección postal. Para obtener toda esta información sensible, no tuvieron que romperse demasiado la cabeza. Bastó con que introdujeran las coordenadas geográficas que aparecen en las geoetiquetas, en un servicios gratuito como Google Street View. Así pudieron hacerse con la dirección del domicilio, y ver la fotografía de la fachada. Para obtener la información EXIF detallada y desglosada, se puede utilizar un programa como Exiftool.
El internauta que quiera mantener su intimidad tendrá que tomar la decisión de desactivar la opción de geoetiquetado de su teléfono móvil con GPS. Deberá consultar el manual, porque el proceso es distinto según el modelo. Quien encuentre esta función necesaria, siempre puede procesar las fotos por lotes con el programa gratuito IrFanView, que ofrece la opción de eliminar todos los metadatos EXIF.
FUENTE :http://www.elconfidencial.com/tecnologia/cuidado-subir-fotos-redes-sociales-20100730.html