Tenía que acabar pasando. A pesar de que los coches tienen niveles cada vez mayores de autonomía, el hecho de que en el futuro vayan a realizar acciones basadas en la información que llega a través de Internet hace que sean susceptibles de ser hackeados. Eso es lo que han conseguido con una Raspberry Pi y un HackRF One.
Los coches autónomos deberán reforzar su seguridad
En total, han demostrado que con 225 dólares se puede modificar el destino al que viaja un coche autónomo, o hacerle que se meta por una dirección prohibida. El equipamiento necesario es una Raspberry Pi, un HackRF One, una antena y un cargador de móviles. Esta mescolanza de dispositivos se coloca debajo o dentro del coche que se quiere hackear para modificar las señales GPS que llegan al coche y engañarle. También es posible ubicarlo por encima con un drone (algo difícil de esconder) o con un coche que vaya siguiéndolo.
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