El aumento repentino del número de seguidores en cuentas de Twitter populares, como ha ocurrido hoy con la de Rajoy y los miles de seguidores árabes que se le han unido, siempre despierta sospecha. La compra de followers puede generar en poco tiempo una falsa popularidad en la red y es la forma más común de hacer trampa para ganar adeptos, pero hay muchas otras y todas se agrupan dentro de la misma práctica: el Astroturfing.
"Se trata de falsificar el apoyo popular y masivo para dar imagen de éxito, generalmente en medios online", explica a EL MUNDO Juan Quaglia, especialista en social media. El término proviene de una marca estadounidense de césped sintético llamada AstroTurf y se popularizó para referirse al fenómeno porque da cuenta de su característica central, la de producir artificialmente algo que debiera ser natural.
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