Sin enfrentar inversiones excesivas y evitando complejidades operativas, la innovación es un atributo al alcance de todas las empresas.
Para las empresas, la tecnología ya es un recurso invaluable. Gracias a ella, las compañías pueden aprovechar una nueva oportunidad de negocio, mejorar una actividad corporativa o reaccionar ante una situación de mercado imprevista. Sin embargo, obtener estos beneficios no siempre resulta sencillo, ya que el uso de soluciones tecnológicas implica realizar inversiones importantes (en hardware, software, servicios de consultoría, etc.) y lidiar con largos y complejos procesos de implementación.
En ese sentido, el llamado Cloud Computing representa una historia muy diferente. Un modelo de cómputo en la nube se basa en el principio de que todo recurso tecnológico -aplicaciones, poder de procesamiento, herramientas de desarrollo, lenguajes de programación, etc.- puede aprovecharse a la manera de un servicio por suscripción; en donde la compañía sólo paga por el uso de la solución y se olvida de los obstáculos típicos que involucra el apostar por una tecnología (adquirir más servidores, comprar software, contratar personal para administrar la aplicación, etc.)