El Gobierno británico ha sorprendido al mundo al anunciar la creación de un cuerpo de reservistas para formar un Ejército cibernético. La creación de ese cuerpo, anunciada por el ministro británico de Defensa, Philip Hammond, tiene como misión no solo defenderse de ataques cibernéticos, sino estar preparados para lanzar sus propios “ataques en el ciberespacio”. Se entiende por guerra cibernética el uso de ordenadores para trastornar las actividades de un país enemigo, especialmente mediante ataques deliberados a sus sistemas de comunicaciones.
El verdadero objetivo de ese paso, sin embargo, no está claro. El ministro Hammond ha hablado de disuasión, aunque algunos expertos opinan que eso no es técnicamente posible en materia de ciberseguridad. Otras explicaciones que se manejan van desde la mera propaganda para distraer la atención sobre el impacto de las políticas de ajuste a una maniobra para concienciar a la opinión pública o simplemente un intento de atraer genios informáticos en un momento en el que un gran segmento de la población desconfía cada vez más de los servicios secretos británicos.
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