Además de dilemas morales, la inteligencia artificial aplicada a la conducción plantea una revolución en el Derecho, la economía, el urbanismo y hasta en la condición de ciudadano
Imagina que un tranvía corre fuera de control y que unos metros más adelante hay cinco personas en los raíles. Si el tren continúa su recorrido, las atropellará. Pero si alguien acciona un mecanismo, la locomotora se desviará y arrollará solo a una. ¿Apretarías el botón?
Esta difícil pregunta es conocida como el 'dilema del tranvía', un experimento ético ideado en 1967 por la filósofa Phillipa R. Foot, que durante su vida investigó sobre la conexión entre racionalidad y moral. La complicada pregunta no tiene —y posiblemente nunca tenga— una respuesta 'correcta'.
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