Nunca fueron como les pintaba la prensa o las películas. No solían llevar "piercings" ni ropa a la moda. Más bien eran el tímido de la clase, el listo o el solitario... o todo junto. La curiosidad era su diosa que les llevó por los sagrados caminos de las redes, el módem y el teclado, hacia el Poder Informático. Sus antepasados intelectuales fueron los viejos lobos autodidactas que trabajaban en empresas de electrónica y la incipiente informática comercial, también los programadores de la exitosa, en los 80, industria española del videojuego.
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