En cierto modo, los habitantes del primer mundo somos nuevos ricos digitales: en poco tiempo hemos recibido un aporte enorme de tecnología y sin estar demasiado prevenidos sobre las dosis de uso convenientes para gestionar la nueva esfera digital. El resultado es que, sin darnos cuenta muchas veces, nos estamos dando un atracón de nuevas tecnologías. Carecemos de educación 2.0 y abusamos de forma compulsiva de la hiperinformación y la hipercomunicación. Sin ser enfermedades ni adicciones, padecemos una serie de síntomas que pueden afectar a nuestra vida privada y nuestro rendimiento profesional. Se resumen en lo que algunos analistas llaman "obesidad digital". El artículo explica este término, los signos que la identifican y cómo controlarla.
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