La compañía japonesa lanza dos nuevas versiones más potentes de su actual portátil para no perder su dominio en el mercado

Nintendo vive inmerso en un momento de incertidumbre debido a las bajas ventas de su última consola, WiiU, y el agotamiento de la portátil 3DS, lanzada hace tres años. La compañía japonesa se está replanteado su estrategia después de no repetir con la misma fórmula el enorme éxito en ventas que supusieron hace una década Wii y Nintendo DS, que lograron sumar a personas que jamás habían tocado un videojuego. El plan esbozado todavía tímidamente es volver al jugador tradicional, puesto que los casuales ahora se han pasado a los dispositivos móviles, donde Nintendo no tiene intención de meter a Mario, Zelda ni ninguno de sus personajes.

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