El creador del movimiento del software libre, Richard Stallman, se definió más de una vez como hacker. Steve Jobs y Steve Wozniak, los creadores de Apple, empezaron siendo hackers. Tim Berners-Lee, uno de los llamados padres de internet, comenzó destripando ordenadores en la Universidad de Oxford. Hasta hay quienes aseguran que Bill Gates hizo sus pinitos en el hacking cuando era joven. Pues para el nuevo diccionario de la Real Academia de la Lengua (RAE) todos son piratas informáticos.
Disponible en las librerías desde la semana pasada, el nuevo diccionario de la RAE incorpora por primera vez el vocablo hacker, que vale tanto para el femenino como el masculino y siempre en cursiva. Pero su definición es tan escueta que remite a pirata informático. Y si uno va al diccionario panhispánico de dudas se puede leer: "Traducción recomendada para la voz inglesa hacker, persona con grandes habilidades en el manejo de ordenadores, que utiliza sus conocimientos para acceder ilegalmente a sistemas o redes ajenos".
"Un hacker no tiene nada que ver con un cibercriminal o un incluso un hacktivista", dice el reconocido hacker, Chema Alonso, responsable de la empresa Eleven Paths y uno de los mayores expertos en seguridad informática de España. Alonso ha creado una petición en Change.org para que la RAE cambie la definición de hacker.
En su petición explica que desde los inicios de la moderna informática "los hackers han sido investigadores que han ayudado al progreso de la sociedad tecnológica de nuestro tiempo". Para Alonso, usar la definición pirata informático para la palabra hacker es "una criminalización del término y una degradación a ciberdelincuente de un grupo de personas que gracias a su pasión por buscar los límites de las tecnologías han mejorado nuestro tiempo".
Y en su blog Un informático en el lado del mal pone un buen ejemplo. Dirigiéndose a Arturo Pérez-Reverte, sillón T de la RAE, le recuerda al escritor, muy seguido en Twitter, que la seguridad de su cuenta en esta red social está en manos de reconocidos hackers como Charlie Miller, que consiguió tomar el control de un iPhone sólo con un SMS antes de ser contratado por Twitter para reforzar su seguridad. Miller también ha sido de los primeros en alertar de los peligros que tienen los coches conectados de sufrir ataques de, ahora sí, cibercriminales.
En su origen, el vocablo hacker sólo se refería a aquellos investigadores que, por su cuenta, destripaban máquinas y sistemas para que hicieran más de lo que hacían. Hoy sus investigaciones permiten detectar fallos en programas y redes. Lo que hacen después con esa información es lo que diferencia a un hacker de un cibercriminal. El primero avisa a los autores del software para que lo corrijan antes de dar a conocer su hallazgo. El segundo se lo queda para sí y busca aprovecharlo.
Pero Hollywood y un determinado interés en "criminalizar", como dice Alonso, esta forma de investigar han provocado la equiparación entre hacker y pirata informático que ya estaba en el panhispánico de dudas pero que, recuerda el hacker español, "el nuevo diccionario hace ahora oficial".
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