Los DNS son una parte esencial de Internet, aunque sea uno de esos elementos invisibles que facilitan el funcionamiento de la red sin que algunos se den cuenta y sin que sepan mucho sobre su labor. Gracias a este actor desconocido para muchos, nuestra forma de navegar por Internet es hoy mucho más cómoda y sencilla de lo que podría haber sido. Un gesto tan habitual como teclear una dirección en nuestro navegador y entrar en el sitio web al que queremos acceder es posible gracias a los DNS y, si no existieran, un ritual tan cotidiano como ese se complicaría muchísimo. Podemos cambiar los DNS y apostar por otros como OpenDNS, por ejemplo.