En la última década, la tecnología, internet y herramientas que hoy usamos todos a diario como el 'smartphone' o las videoconferencias, han hecho que deje de ser utópica la posibilidad de trabajar desde casa.
Es cada vez más frecuente poder responder correos electrónicos, trabajar en un informe, revisar una presentación o realizar cualquier tarea desde nuestro propio domicilio. Recuerdo que hace más de 15 años, cuando yo empecé a tele-trabajar esporádicamente, era algo así como un bicho raro. Se trataba de una actividad poco convencional. Incluso, recuerdo como algunos amigos me insinuaban que era muy mala idea el hecho de compartir el mismo espacio físico para el ocio y la familia, puesto que corría el peligro de que el trabajo lo invadiera todo.
Visto con perspectiva, el teletrabajo me ha aportado mucho, aunque también es cierto que, en muchas ocasiones –y tal y como me habían alertado-, trabajar en casa ha hecho que descanse menos y que nunca deje tareas "para mañana", sino que, en ocasiones, el "horario laboral" se extendiese hasta altas horas de la noche.
En las últimas semanas se ha conocido un estudio de Citrix, empresa conocida por desarrollar tecnología para trabajar de forma remota, ya sea de forma habitual o esporádica.
Los resultados son, cuanto menos, curiosos. Sobre 1.013 trabajadores consultados, un 43% veía la televisión o películas, y un 20% jugaba de forma habitual a videojuegos en su horario laboral. Los datos no quedaban ahí, ya que un 26% reconocía haber dormido la siesta en mitad de su jornada, o un 24% reconocía tomar bebidas alcohólicas mientras debiera estar trabajando, mientras que otros tantos reconocían haber aprovechado para realizar labores domésticas (35%), o para cocinar (28%).
Un método de trabajo muy productivo
De este estudio se desprende que, evidentemente, hay distracciones, y que para muchos individuos esta libertad se entiende como un tiempo propio y autogestionable. Eso hace que, sobre el papel, pueda parecernos poco rentable e incluso una pérdida de tiempo, pero eso no es más que una visión parcial.
Otro estudio publicado este mismo mes desde la Universidad de Stanford nos puede servir para complementar la visión con una mayor perspectiva. En el mismo se ha medido la productividad de empleados de una misma empresa en la que la mitad trabaja desde su domicilio, y la otra mitad lo hace presencialmente.
Los datos son curiosos. Aunque los empleados que desempeñan su actividad en la sede de la empresa no tienen oficialmente distracciones como las anteriormente mencionadas, los datos objetivos nos muestran que son mucho menos productivos que sus compañeros que trabajan desde casa. Por ese motivo, se puede pensar que si la persona que tele-trabaja hace su tarea de una forma eficiente, no es un punto crítico si además aprovecha para dormirse una siesta, por mucho que ésta pueda transcurrir en plena jornada laboral.
Malgastar tiempo en la oficina, algo habitual
Cada vez se trata más de ser productivo, no de dedicar horas muertas a una tarea, cuando probablemente no se está poniendo todos los sentidos en ella. Millones de empleados en todo el mundo malgastan tiempo inútil en la máquina de café o en la pantalla del ordenador, aparentando hacer algo, cuando en realidad lo que trascurre es un tiempo inútil e improductivo.
El teletrabajo no se puede medir y controlar con criterios tradicionales, debe ser medido en resultados finales y eficiencia. La productividad manda, y tras ella podemos tender a acomodar nuestro trabajo a nuestra vida y no al revés, nuestra vida a nuestro trabajo, como ocurre en situaciones tradicionales que se miden por una dedicación horaria fija, y no por resultados concretos.
Es, además, evidente es que los empleados son más fáciles de retener y fidelizar si se les da libertad, y en ese punto el tele-trabajo puede ser considerado como un aliciente. Aprovechar esa libertad para hacer otras cosas personales no debe sorprendernos, y debemos esperarlo. Por ese motivo se han de medir exclusivamente resultados de manera objetiva, permitiendo a las personas responsables una autonomía total si ésta les ayuda a cumplir los objetivos marcados.
Diversos estudios determinan que en la actualidad más del 50% de los empleadores se opondrían a ofrecer la posibilidad de trabajar a distancia a sus equipos. Cuando eso cambie es posible que la productividad aumente, y lo haga en sintonía con la calidad de vida, permitiendo una mejor conciliación de la vida personal y familiar.
La tecnología en las últimas décadas ha dejado de ser un impedimento para ello. Aprovechémoslo.
Alejandro Suárez Sánchez-Ocaña
FUENTE :http://www.elconfidencial.com/tecnologia/blogs/blog-alejandro-suarez/2013/01/23/la-realidad-del-teletrabajo-4067/