La caja de madera, barnizada a mano. Dentro, el juego en cinta de cassete, como los de antes, con su ilustración de portada. Y de extras, hasta un sobre con un lacre para dar ambientación o figuritas pixeladas creadas con las populares cuentas retro hama beads. Es la edición coleccionista de Los amores de Brunilda, un juego de nuevo cuño para una consola-ordenador que lleva extinto un par de décadas: el ZX Spectrum.
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