Uno de los delitos que más se están prodigando en la red en los últimos tiempos en el mundo digital es el robo de identidad o usurpación de identidad, la apropiación de la identidad virtual de una persona por un tercero en sus distintas categorías, cómo hacerse pasar por esa persona, asumir su identidad ante otras personas en público o en privado, en general o para aprovechar ciertos recursos como el acceso a la cuenta corriente bancaria, la obtención de créditos o contratación de servicios y/o productos en nombre de la personalidad robada.
Otro caso de usurpación de identidad, posiblemente no delictivo, pero muy engorroso y perjudicial para la imagen, es el utilizado con el fin de perjudicar a una persona, es decir, difamarlo o manchar su nombre con diversos fines que el usurpador busque. En cualquier caso lo más común en estos últimos tiempos se da cuando un tercero, por medios informáticos o personales, obtiene información personal y la utiliza ilegalmente.
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