Dos grandes fusiones tecnológicas se dieron a conocer la semana pasada: Google acordaba la compra de Motorola Mobility por 12,500 millones de dólares (mdd); y HP acordaba adquirir Autonomy, la firma británica de software, por 10,300 millones de dólares.
Uno de esos acuerdos destila confianza, el otro no.
Ya sé lo que están pensando: Google es el confiado. El buscador está dando un paso importante para incursionar en el espacio del hardware de consumo, mientras que HP va en la dirección opuesta. Y, desde una perspectiva estratégica, quizás eso es cierto. Sin embargo, desde el punto de vista de las fusiones y adquisiciones, es HP la que destila confianza.
Google ha convenido pagar a Motorola Mobility un cargo o multa por cancelación de 2,500 millones de dólares si la alianza se cae. Eso equivale al 20% del precio de compra, es la tarifa por cancelación más grande jamás conocida aparte de los 3,000 millones de dólares que AT&T deberá pagarle a T-Mobile si la transacción por 39,000 millones de dólares no se concreta (esa cifra es mayor en dólares, pero menor en términos de porcentaje).
Lo más importante: esa tarifa refleja que Google se ha transformado, ante los ojos de las autoridades reguladoras, en el monopólico Microsoft, y que incluso una medida para expandirse en otras áreas (no en su negocio medular) recibirá mucho escrutinio.
HP, por otro lado, anunció que el cargo por cancelación pactado con Autonomy es de sólo 116 millones de dólares, 1% del total del precio de la transacción. En otras palabras, hay pocos temores de que el acuerdo no llegue a cerrarse. No existe la alerta de un monopolio de HP, aún a pesar de que la compra de Autonomy está más en la línea del negocio de HP que Motorola Mobility en la de Google.
Cabe destacar un contraargumento, propuesto inicialmente por Steven Davidoff. Este periodista sostiene que Google está muy confiado, y ha convenido esa enorme tarifa de cancelación como una forma de transmitir esa confianza a los reguladores. Algo así como apostarlo todo en una mano de pókar.
Me parece una buena observación, pero ofrece una explicación complicada a algo que es obvio. Es verdad que los reguladores aún no han rechazado ninguna de las adquisiciones de Google (incluida su reciente compra de ITA i), pero ahora la compañía claramente debe pagar un extra por esa posibilidad. Y debe hacerlo ya sea a través del precio total de la compra o a través de los cargos por cancelación. O en ambos.
Me sorprendería si alguna de las dos fusiones no llegara a término. Pero si hablamos de probabilidades, los cargos por cancelación de contrato entre Google y Motorola sugieren que esta fusión tiene más posibilidades de frustrase que la de HP-Autonomy.
Fuente: http://www.cnnexpansion.com/negocios/2011/08/22/google-sufre-sindrome-de-microsoft