Si una ciudad como Barcelona o Madrid, y no digamos un país entero, se queda solamente cinco horas sin teléfonos, sin luz, sin gas, sin comunicaciones de radio y televisión, sin aviones o todo ello malfuncionando al mismo tiempo, se causan un estrés y un caos de una magnitud sólo comparable a una guerra. Los ciberataques que recibimos en España, en cifras que se cuentan por decenas de miles y que forman parte de la guerra silenciosa de nuestros días, apuntan por ese camino, y aunque por fortuna aún no hemos llegado a ese extremo y estamos convencidos de que con los equipos de emergencia de respuesta informática (los CERT) que cuenta el Estado español no es posible una Jungla de cristal 4.0, esa película en la que un grupo terrorista bloquea en EE.UU. el sistema de ordenadores que controla las comunicaciones, el transporte y el suministro de energía. Pero hay que estar muy atentos, pues los ciberataques organizados que atentan contra la seguridad del Estado y la economía nacional son constantes, intensos, inteligentes y altamente peligrosos".
Quien así se expresa para La Vanguardia es el director del Centro Nacional para la Protección de las Infraestructuras Críticas (Cnpic), organismo de Interior, vinculado al Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y al CCN (Centro Criptológico Nacional), que junto a Instituto Nacional de Tecnologías de la Comunicación (Inteco), dependiente de Industria y Energía, se dedican 24 horas al día todos los días del año a contrarrestar una sorda ciberguerra en plena ebullición y con múltiples facetas. Y es que el ciberespacio se ha convertido en el escenario de un sordo y gravísimo conflicto universal, en el que destaca China como fuente de problemas, y en el que España, que aparece en el número tres en la lista de países con más ataques, se aplica a fondo en su defensa mediante el trabajo de cientos de informáticos al servicio de la seguridad del Estado.
LEER MAS: http://www.lavanguardia.com/tecnologia/internet/20140323/54403966000/guerra-silenciosa.html