Si algo tiene de bueno (o malo), la tecnología, es lo que ha simplificado las relaciones entre personas. Un ejemplo de ello lo tenemos en las aplicaciones de citas en línea. Ahora, si no tienes pareja, definitivamente es porque no quieres.
Tinder es una aplicación disponible para iOS y para Android con un único objetivo: conectar personas. Y funciona sorprendentemente fácil y rápido. El usuario solo tiene que descargarse la app en su móvil, vincular una cuenta de Facebook e inmediatamente empezar a descartar o aceptar fotografías de chicos y chicas.
Si te gusta alguien desplazas la instantánea a la derecha. Si no, a la izquierda. Si tienes la suerte de que la otra persona hace lo mismo, ya está hecho. La aplicación os conecta en un chat privado con vuestros respectivos teléfonos para que habléis, quedéis o hagáis lo primero que os apetezca. ¿Más fácil? Sencillamente, se antoja difícil.
Como apuntamos, nada más arrancar Tinder aparece una pantalla en la que obliga a vincular una cuenta de Facebook. Para los más recelosos de su intimidad, la plataforma no publica absolutamente nada del usuario en la red social, ni tampoco que la esté utilizando. Sirve, entre otras cosas, para que la aplicación haga saber si el usuario comparte amigos con las futuras personas que conozca. Algo realmente útil que puede evitar situaciones un tanto comprometedoras.
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