Si las redes quieren evitar seguir siendo o convertirse en vectores de guerra informativa y plagas de ideas y memes de odio, tienen que ser mucho más activas
Poco después del tiroteo perpetrado en una sinagoga de Pittsburgh, observé que la palabra “judíos” era tema de tendencia en Twitter. Como investigadora de las redes sociales y educadora, me preocupaba que la violencia se extendiese por Internet, al igual que sucedió en el pasado.
La actividad del supuesto atacante en la red social Gab ha llamado la atención sobre la función que esa red tiene como alternativa llena de odio a opciones más convencionales como Facebook o Twitter. Estas últimas se encuentran entre las plataformas de redes sociales que han prometido luchar contra el discurso del odio y los insultos en sus páginas.
Sin embargo, cuando exploré la actividad en Internet tras el tiroteo, enseguida me quedó claro que los problemas no están solo en sitios como Gab. Por el contrario, el discurso del odio sigue siendo fácil de encontrar en las redes sociales convencionales, incluida Twitter. También he determinado qué medidas adicionales podría tomar la empresa.
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