El espionaje de Estados Unidos y Reino Unido ha llegado hasta la cúpula de la Comisión Europea. La NSA (agencia de seguridad norteamericana, por sus siglas en inglés) espió al vicepresidente de la Comisión Europea Joaquín Almunia -hoy responsable de Competencia- en el periodo 2008-2009, según han explicado a este diario fuentes comunitarias. La vigilancia se produjo a través de su teléfono móvil en un momento en que Almunia ocupaba la cartera de Economía y Asuntos Monetarios en el Ejecutivo de la UE.
El político socialista es el primer alto cargo de las instituciones europeas del que se tiene constancia de un espionaje directo. Tras conocerse las escuchas a la canciller alemana, Angela Merkel, y a otros dirigentes europeos, los periodistas preguntaron a la Comisión Europea si alguno de sus miembros había sido espiado. Hasta ahora la respuesta había sido negativa.
La interceptación de llamadas y mensajes de móvil se produjo a finales de 2008 y principios de 2009, aseguran esas fuentes. Además de la NSA, en el espionaje participaron también los servicios de inteligencia británicos, GCHQ, que han participado de muchas de las operaciones de Washington y han realizado otras en solitario. Alemania ya pidió explicaciones a las autoridades británicas al descubrirse que la embajada de Reino Unido en Alemania contaba con un dispositivo para interceptar las comunicaciones en pleno centro de Berlín.
Las nuevas revelaciones sobre el vicepresidente de la Comisión Europea debilitan el principal argumento que ha empleado Washington cada vez que sus socios europeos han exigido explicaciones por la vigilancia masiva orquestada por la Administración estadounidense: el principal objetivo de las pesquisas es la lucha contra el terrorismo.
El periodo en que estuvo pinchado el teléfono del vicepresidente comunitario fue un momento de cambio en la cartera que regentaba Almunia. Tras casi un año convencidas de que la crisis financiera surgida en Estados Unidos no afectaría sustancialmente a Europa, las autoridades nacionales y comunitarias comenzaron a percibir que el impacto en la Unión Europea sería más duro de lo esperado. En aquel periodo, Bruselas comenzó a proclamar la necesidad de regular mejor las agencias de calificación de riesgos, que otorgaron la máxima solvencia a activos y entidades que se desmoronaron con la crisis.
También fue en esa época cuando se conoció la primera propuesta que había encargado la Comisión Europea para crear un mecanismo comunitario de supervisión y control bancario, de forma que se detectaran los riesgos de forma más temprana y no se produjeran quiebras y nacionalizaciones como las conocidas hasta entonces. En más de una ocasión, el entonces comisario de Economía alertó de que la salud de los bancos era una incógnita y que la calidad de sus activos podía agravar la crisis que por entonces solo estaba comenzando.
Las nuevas revelaciones sobre Almunia se conocen en un momento en que Estados Unidos ha accedido a dar explicaciones directas a sus socios europeos –por ejemplo en la Eurocámara- y, al mismo tiempo, intenta convencerlos de que el objetivo de sus pesquisas se centraba en la seguridad de los estadounidenses y de otros socios mundiales.
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/12/20/actualidad/1387552196_296534.html