El Departamento de Comercio de Estados Unidos ha anunciado este viernes su intención de renunciar al control que el Gobierno federal ejerce sobre la Corporación de Internet para la Asignación de Nombres y Números (ICANN, en sus siglas en inglés) –el organismo encargado de asignar las direcciones de protocolo IP y de gestionar el sistema de dominios-. La decisión se considera una cesión ante la presión internacional, especialmente por parte de la Unión Europea, para que abandone la supervisión de la estructura del ciberespacio, un apremio que se ha intensificado a raíz del escándalo de espionaje por parte de las agencias de inteligencia norteamericanas.
“Damos la bienvenida al inicio de este proceso de transición para que toda la comunidad global pueda estar completamente incluida”, ha señalado el presidente de la ICANN, Fadi Chehade. Las repercusiones de esta decisión no están claras, toda vez que va a ser EE UU quien establezca las condiciones y las pautas de ese traspaso de poder. El Departamento de Comercio quiere asegurarse de que la entidad que vaya a encargarse de la supervisión de la administración de Internet sea independiente, tenga la confianza de todos los internautas, empresarios y Gobiernos y garantice la seguridad y la libertad de la red. En el anuncio se ha excluido cualquier posibilidad de que sean las Naciones Unidas quienes tomen el testigo de Washington en las tareas de control, una posibilidad que han apoyado muchos países pero que siempre ha contado con la oposición frontal de la Administración estadounidense.
La principal objeción por parte de la mayoría de las naciones a este dominio estadounidense sobre la gestión de Internet radica en la posibilidad de que pudiera emplear su ascendiente para bloquear de manera discrecional páginas web por razones como el incumplimiento de los derechos de propiedad intelectual o por tener vínculos con organizaciones terroristas. Con este paso, muchos esperan que la ICANN gane en transparencia.
Esa preocupación internacional se incrementó este verano a raíz de las revelaciones de espionaje por parte de la Agencia de Seguridad Nacional a millones de ciudadanos extranjeros, incluidos líderes internacionales. Alemania y Brasil, cuyas presidentas fueron objeto de esa vigilancia, promovieron en la ONU una resolución para garantizar la privacidad y limitar la extensión del espionaje en las telecomunicacines e Internet que fue respaldada por unanimidad.
"Ahora se dan las condiciones para poder iniciar el proceso de traspaso", ha señalado Lawrence Stricking, un alto funcionarios del Departamento de Comercio en el comunicado. EE UU, sin embargo, no cederá su autoridad sin tratar de garantizar que el nuevo régimen por el que se rija la corporación esté libre de cualquier injerencia de Gobiernos concretos o de coaliciones internacionales como la Unión Internacional de Telecomunicaciones de la ONU. Otro de los principales motivos de preocupación es preservar la seguridad y la estabilidad de Internet sin incurrir en la censura, de acuerdo con Stricking.
Tras la muerte en 1998 de John Postel, uno de los pioneros de la World Wide Web y el encargado hasta entonces de administrar Internet, el Gobierno estadounidense promovió la creación de la ICANN para asumir esas funciones. El contrato del Departamento de Comercio con la corporación expira en septiembre de 2015 y, aunque a lo largo de estos años se ha prorrogando sucesivamente, parece claro que la Administración Obama tiene intención de no renovarlo a partir de entonces y de poner en marcha, entre tanto, el proceso de transición.
En los últimos meses la UE ha estado insistiendo a EE UU para que adoptara “pasos concretos y ejecutables” de cara a permitir que la ICANN sea un organismo completamente internacional, libre de cualquier control específico. Muchos, sin embargo objetan a esta cesión que, pese a que el principio que subyace detrás de Internet es el de la libertad, nadie puede asegurar esa premisa con mejores garantías que EE UU.
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