Hace pocos días se conocía que 200.000 fotos y vídeos compartidos a través del servicio de mensajería Snapchat habían sido robados. Cualquiera puede hoy descargar esas imágenes. El caso no es uno más entre la montaña de informaciones sobre violaciones de la privacidad en Internet, pues en algunas de estas imágenes se ven escenas de sexo captadas por los usuarios. Además, el número de archivos filtrados es muy superior al del celebgate, un caso que tuvo mucho más repercusión porque las fotos robadas de las cuentas del servicio iCloud de Apple pertenecían a famosas actrices, cantantes y modelos.
El anonimato de las víctimas del snappening, que es como se ha llamado a este robo de datos, demuestra que no solo un personaje famoso puede ser víctima de una grave intromisión en su privacidad. También siembra dudas sobre servicios que son percibidos por el usuario como seguros, pues Snapchat debe su éxito a una función creada para evitar que el destinatario de una imagen pueda almacenarla y difundirla: la foto o el vídeo sólo aparece en la pantalla del móvil un máximo de 10 segundos.
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