Personalidades compran seguidores, retweets y popularidad sin escrúpulos. Acusan a empresa de robo de identidad.
La popularidad y aprobación en redes sociales no necesariamente es un reflejo verídico. Sin embargo, es un indicador al que se recurre cada vez más para legitimarse, pasando desde el espectáculo hasta lo político. Los seguidores, retweets, y en general casi el completo de la perfilación por estas plataformas es altamente falseable mediante bots.
Un reportaje emitido por The New York Times, llamado “La fábrica de seguidores”, retrató una realidad conocida, pero no menos alarmante, sobre todo considerando el grueso de personas que recurren a técnicas para aumentar su popularidad de forma artificial. Celebridades, atletas, comentaristas y políticos han recurrido a estos mecanismos para crear una imagen irreal.
El estatus virtual “es un factor de influencia en el mundo real”. Con esa consigna se han creado servicios para aumentar los seguidores y aceptación en redes sociales. Se trata de un negocio que dejó de ser secreto a voces y que hoy se utiliza a destajo, incluso con técnicas altamente cuestionables éticamente.
Miles de reconocidos famosos han contratado servicios con empresas que utilizan bots para ficcionar su imagen por redes sociales. El reportaje acusa derechamente un “robo de identidad” de millones de personas, incluidos menores de edad, para alimentar la veracidad de las cuentas que siguen a personsajes públicos como John Leguizamo, Michael Dell, Kathy Ireland, Ray Lewis, Akbar Gbajabiamila, Martha Lane Fox, Ryan Hurst, Sonja Morgan, entre una larga lista.
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