El valor de la unidad de masa ya no dependerá de un objeto, sino de una constante de la naturaleza
Un kilo de naranjas, de azúcar o de polvorones, pesa, por definición, lo mismo que el cilindro de platino-iridio guardado bajo varias campanas protectoras y encerrado con tres llaves en el sótano del Pabellón de Breteuil a las afueras de París. Este Prototipo de Kilogramo Internacional (IPK), empleado para calibrar los patrones oficiales de la unidad de masa, anuncia este viernes su jubilación tras 129 años de servicio. En la última sesión de la vigésimosexta Conferencia General de Pesos y Medidas celebrada este viernes en Versalles, los 60 Estados miembros han votado de forma unánime a favor de redefinir el kilogramo: a partir del año que viene, la unidad de masa no será un objeto físico, sino un valor derivado de una constante de la naturaleza. Este cambio no tendrá ninguna implicación en la cesta de la compra ni se notará en el día a día, pero puede ser muy importante en ámbitos científicos como el desarrollo de medicinas.
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