Desde que la actualización gratuita de Windows 10 empezó a circular, tuve dudas de si aprovechar y actualizar el Windows 7 SP 1 que tengo en mi ordenador de sobremesa, debido a que este no jugaba un papel relevante, siendo poco más que una consola de videojuegos.
Sin embargo este último sábado decidí tirarme a la piscina y actualizar, pero antes, por si las moscas, realicé backups (copias de seguridad) de los principales datos que tenía en el ordenador, porque temía que Windows 10 pudiese llevarse por delante algo que no le correspondía, como la particiones de Kubuntu que tengo repartidas entre tres discos diferentes, con especial mención a la raíz, que está en el SSD junto a Windows. Y todo eso lo hice a pesar de que según la información que obtuve no había riesgos de que Windows 10 borrase Linux y sus particiones, pero preferí prevenir.
La actualización tardó bastante, quizá el hecho de estar cansado de hacer los backups me hiciera tener esa sensación, pero al terminar el proceso del todo me quedé totalmente sorprendido, porque Windows 10 había respetado absolutamente todo, ni siquiera se llevó por delante Grub, el gestor de arranque de Linux. Lo gracioso es que ahora Grub no llama a ningún sistema operativo por su nombre, llamando a Kubuntu, Ubuntu y a Windows 10, Windows 7, aunque los sistemas operativos arrancan correctamente, así que no es un detalle importante.
La placa base que uso para mi ordenador de sobremesa es una Asus P5K, que no tiene UEFI, sino una antigua BIOS, así que mi experimento puede no servir para ordenadores modernos, sin embargo es de agradecer que Microsoft haya decidido respetar al máximo la decisión de sus usuarios sobre sus ordenadores, con especial mención a aquellas personas que hacemos Dual Boot con Windows y Linux.
Windows 10, precioso, funcional y muy optimizado, pero demasiado conservador
Tengo que reconocer que el rendimiento de Windows 10 en mi ordenador, con una CPU Intel Core 2 Quad, es excelente. El sistema va tremendamente fluido, las aplicaciones arrancan casi al instante, y tiene muchos detalles que lo hacen muy atractivo a la vista, aunque arrancando no resulta más rápido que Kubuntu 14.04, un aspecto donde Linux tendrá una clara ventaja sobre Windows 10 el día en que salte a Ubuntu 16.04, gracias sobre todo a systemd.
Las primeras impresiones han sido excelentes, aunque me habría gustado que Microsoft hubiese sido valiente e intentase darle un giro de tuerca a Modern UI, en vez de apostar por el “Windows 7 vitaminado” que me parece Windows 10 a nivel de interfaz.
http://www.muycomputer.com/2015/08/03/windows-10-linux-llevan-bien