La pistola imprimible, propuesta estrella de la iniciativa anarcocapitalista Defense Distributed para liberar a los individuos de occidente de la tiranía de la represión de sus sistemas fiscal y policial, plantea un peligro más directo e inmediato para quienes la usan que para las políticas de control de armas: es impredecible y muy peligrosa.
Conforme a un estudio realizado por la Universidad de Warwick (Reino Unido), las pruebas realizadas en laboratorio con una pistola creada a partir de los planos publicados por la ONG antimonopolista Defense Distributed, y fabricada con una impresora 3D, han demostrado que en el mejor de los casos el dispositivo es inútil para acertar en un blanco.
En muchas ocasiones, sin embargo, la pistola casera estalla al percutir la bala y pasa de ser un arma con la que defender el libre albedrío, a ser un peligroso artefacto que dispara esquirlas de plástico en todas las direcciones, informa Computer World.
El estudio de la citada universidad coincide con otro realizado antes por la policía australiana, en Nueva Gales del Sur, y por ello el consejo de las autoridades es claro: estas pistolas no sólo son ilegales, sino que además presentan un grave peligro para quien quiera jugar a construirlas.
Cody Wilson, líder del proyecto Defense Distributed, ya había reconocido que los modelos desarrollados por él suelen dejar de ser eficaces a partir del octavo disparo.
Pese a ello no reconoce la posibilidad de que las pistolas exploten por sí solas, y asegura que el problema no está en su diseño, sino en los materiales y la maquinaria utilizada por los autores del estudio.
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