Son cerebros por encima de la media. Estudiaron cinco años en la universidad o, más difícil todavía, de forma autodidacta. Trabajan en un sector puntero y bien visto: las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). Y hace tres meses que no cobran la nómina. Son un centenar de informáticos, empleados de la consultora Alba Technology, embargada por Hacienda y que acaba de solicitar concurso de acreedores. El suyo no es un caso aislado. Las quiebras de consultoras, Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) y cambios arbitrarios a peores condiciones laborales son el pan de cada día en el antes boyante sector de las TIC.
Alba Technology es lo que en la jerga del sector llaman una "empresa champiñón", por lo rápido que aparecen y desaparecen, y también una "cárnica": un negocio que funciona veladamente como una Empresa de Trabajo Temporal, cobijada bajo el rimbombante nombre de "consultora". Se dedica a contratar a programadores, administradores de sistemas y otros empleados de las TIC, quienes cobrarán de la consultora pero trabajarán en las oficinas del "cliente": grandes empresas y administración pública. Muchas veces la subcontrata es al cuadrado: la consultora A nutre de informáticos a la consultora B, quien los redirige al "cliente".
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