Ouya se considera un triunfo de la comunidad, una alternativa a los gigantes del mundo del videojuego con la nube como aliada, o sea, Sony, Nintendo y Microsoft. La consola nació como la idea de un grupo de desarrolladores que decidieron buscar financiación a través de Kickstarter, una sitio de financiación colectiva. En pocas semanas consiguieron su objetivo: 8 millones de euros para construir el aparato, aunque inicialmente solo pedían 700.000.
La propuesta era interesante: por menos de 100 euros los primeros inversores se hacían con una de las primeras unidades además de reconocimiento por su apoyo. Desde hace dos meses comenzó el envío y desde hoy cualquiera puede comprar una a través de Internet, siempre que la dirección de entrega sea en Estados Unidos, Reino Unido y Canadá. Esta restricción no existía para financiar el proyecto, pero ha sido precisamente la parte más polémica, pues muchos de los inversores siguen esperando su unidad, justo cuando sale a la venta.
Las primeras unidades, ofrecidas a través de Amazon, se han agotado a las pocas horas. Lo mismo ha sucedido con los mandos de control adicionales. A pesar de costar la mitad del precio de la consola, se ha terminado con el abasto.
Desde la industria se ha visto con escepticismo. Los tres grandes del sector consideran que se dirigen a un nicho de mercado que no existe, un grupo de indies con la ilusión por un mercado con precios más ajustados e innovación.
Ouya tiene varias peculiaridades. Por ejemplo, que los juegos son gratis. El catálogo inicial parte con 170 títulos. Solo se cobra por complementos y expansiones, pero dentro de la propuesta inicial va incluida la promesa de horas de diversión sin tener que pagar. Otra peculiaridad es que al frente de la empresa está una mujer, Julie Uhrman, en un mundo tradicionalmente muy masculino.
El aparato no destaca por su hardware. El diseño es cuidado, un cubo pulido en cuya parte trasera tiene los puertos USB y para conectarse por cable a la Red. La idea es que se supla la potencia del aparato central, con procesador Tegra 3, muy común en tabletas de última generación, con conexión constante a Internet para contar así con la potencia de servidores adicionales. El paquete va a compañado de un solo mando, aunque permite jugar con un límite de cuatro.
Por esta cantidad no se pueden esperar grandes despliegues. Solo tendrá ocho gigas de memoria interna, soportará hasta cuatro, inalámbricos, y está pensanda para descargar los juegos de Internet y, sobre todo, jugar en línea.
Durante E3, la feria anual de videojuegos, supieron explotar su simpatía para suplir la escasez de medios. En lugar de contar con una zona dentro del recinto plantaron un tráiler en el aparcamiento de enfrente. Desde primera hora de la tarde hasta la puesta de sol permitían probar las primeras unidades mientras invitaban a cervezas. En ese caso, más que dirigirse al consumidor final, trataban de ganarse el favor de desarrolladores.
Curiosamente, el círculo se cierra en donde nació la consola. Kickstarter se está inundando con proyectos para recaudar fondos y crear videojuegos en este formato. Se puede encontrar un rompecabezas con aires de rol, una especie de Tetris, un peculiar pinball, un título de disparos en el espacio, una aventura gráfica pixelada al estilo de la vieja escuela hasta una interpretación del Risk con carros blindados. Entre los estudios que ya trabajan en esta plataforma destaca Double Fine.
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