Esta semana Amnistía Internacional ha denunciado ante un tribunal de Tel Aviv a la empresa NSO, la propietaria del programa de espionaje Pegasus. AI argumenta que NSO no hace lo suficiente para proteger a los activistas de derechos humanos y exige que el ministerio de Defensa le retire las licencias de exportación.
NSO Group Technologies es una empresa de espionaje fundada en 2010 que tiene su sede en Herzliya, justo al norte de Tel Aviv. Da trabajo a medio millar de empleados, en su inmensa mayoría expertos en espionaje que con anterioridad estuvieron enrolados en la Unidad 8200, una inmensa unidad militar que espía a los palestinos y realiza operaciones de la misma naturaleza fuera del territorio de Israel.
Sus fundadores fueron Niv Carmi, Omri Lavie y Shalev Hulio. El primero abandonó tempranamente NSO, que poco después se vendió a Francisco Partners, una empresa de capital privado con sede en San Francisco y Londres que a su vez la puso en venta en 2017 y fue adquirida por el propio personal de Francisco Partners en 2019 por 1.000 millones de dólares. Esta cifra indica que el valor de NSO se disparó desde 2014, cuando se estimó en 130 millones de dólares.
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