Un equipo de Granada y el Imperial College desarrolla un programa para identificar noticias falsas
En torno a una cita casual en un bar salen algunos proyectos interesantes. De una reunión de amigos durante unas copas surgió la misión israelí a la Luna. Algo parecido ocurrió con una reciente investigación sobre las características de los bulos o fake news en Twitter, una de las principales redes sociales. A Miguel Molina, científico de datos que investigaba en el Imperial College de Londres, mientras conversaba con Juan Gómez Romero, del departamento de Ciencias de la Computación de la Universidad de Granada, se le ocurrió desarrollar un sistema para detectar los bulos. Sus resultados preliminares detectan patrones de escritura, envío y comportamiento que abren la puerta a acabar con la plaga de la desinformación. No obstante, Twitter advierte de las limitaciones de estudios similares.
“Lo primero fue acotar el campo de investigación y definir fake news”, comenta Molina. “De forma muy resumida, son mentiras intencionadas que buscan dinero o tráfico”, explica. Esa definición coincide con otras de este mismo campo que vinculan la proliferación de noticias falsas a intentos de desestabilización, influencia y monetización.
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