Los drones civiles serán para la aviación el mismo revulsivo que los móviles para la telefonía. Esa es la premonición del departamento de Siim Kallas, comisario europeo de Transportes. Y con el objetivo de hacer que se cumpla, Kallas ha anunciado la elaboración de un nuevo marco regulatorio destinado a facilitar en Europa el desarrollo de un negocio que ya ha despegado en EE UU.
“En Europa llevamos cierto retraso, así que habrá que acelerar”, reconoce la Comisión Europea. Y Bruselas atribuye ese retraso a la falta de claridad normativa en una actividad con implicaciones tan variadas como la seguridad aérea, el orden público, la protección de datos o la responsabilidad de terceros.
“La industria europea quiere que el regulador se pronuncie porque tiene miedo de invertir en el desarrollo de aplicaciones que, después, podrían prohibirse o restringirse por ley”, señalan en el departamento europeo de Transportes.
El vacío legal ha comenzado a llenarse con la aprobación de una Comunicación en la que Bruselas fija su plan de trabajo para los próximos dos años.
En ese plazo, la UE se proponer desarrollar, a través de la EASA (Agencia europea de seguridad aérea), los estándares técnicos para asegurar que los drones, pilotados desde tierra, disponen de la misma seguridad que el resto de aviones.
La misma Agencia elaborará las normas para evitar los riesgos de utilización de esos aparatos con fines delictivos o terroristas.
Y la Comisión Europea verificará si las directivas sobre protección de datos y sobre el sector asegurador necesitan alguna adaptación para cubrir las prestaciones y aplicaciones del nuevo negocio.
Las apps del cielo
Bruselas calcula que en poco más de una década el 10% de la facturación del sector aeronáutico procederá de la fabricación de esos aparatos pilotados desde tierra por control remoto. Es decir unos 15.000 millones de euros al año.
A ello habrá que añadir, como ocurrió con la telefonía móvil, los cientos de aplicaciones que se pueden desarrollar para unos aviones cuyo tamaño puede ser el de una abeja o llegar a los 600 kilos de peso.
“Los drones civiles pueden verificar el estado de carreteras o vías de ferrocarril, evaluar los daños de una inundación o de un cine o fumigar un campo con exactitud milimétrica”, ha señalado hoy Kallas en rueda de prensa.
Multinacionales como Facebook o Amazon ya se han percatado del potencial del sector y exploran su desarrollo o la compra de empresas ya en marcha.
En Europa, a pesar del retraso, ya se fabrica un tercio de los 1.700 tipos de drones que existen. Y un millar de operadores disponen de licencias para pilotarlos, casi la mitad de ellos en Francia. Los otros dos mercados europeos más desarrollados son Suecia y Reino Unido.
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