El Departamento de Justicia ha decidido no presentar cargos contra Paula Broadwell, la amante del ex director de la CIA David Petraeus, sobre el supuesto acoso cibernético a través de correos electrónicos de esta a la que consideraba una rival romántica. Según el abogado de Broadwell, el fiscal general de Florida, Robert O´Neill, ha asegurado en una carta a su cliente que no presentará cargos en su Estado relativos al “supuesto acoso cibernético” de la amante de Petraeus a Jill Kelley, una amiga de la familia del retirado jefe de la agencia de espionaje norteamericana.
Petraeus, uno de los militares más laureados y respetados de toda la historia de EEUU, presentó su dimisión a Barack Obama -tres días después de las elecciones presidenciales del pasado 6 de noviembre que reafirmaron al mandatario en la Casa Blanca- justificada por la situación personal a la que se vio abocado como consecuencia de una relación extramatrimonial.
Poco después de la dimisión de Petraeus, el caso creció y se implicó a otro general: John Allen, militar al frente de las tropas en Afganistán. El triángulo amoroso crecía y se transformaba en cuadrilatero con la entrada en escena de Kelley, de la que Broadwell sospechaba que cortejaba a ‘su general’.
Cuando Kelley informó al FBI sobre los correos amenazantes que le dirigía la amante de Petraeus, esta agencia inició una investigación que acabó descubriendo los mensajes electrónicos que, a su vez, Kelley había mandado a Allen, casado, y ahora investigado por el Pentágono.
Broadwell, graduada de la Academia Militar de West Point, comenzó a ser investigada por el FBI cuando trató de acceder de forma ilícita a la cuenta de correo electrónico personal de Petraeus. Escritora ademáds de militar, Broadwell publicó el pasado enero un libro titulado All in, una biografía que fue el resultado de una tesis doctoral que escribió para el King’s College de Londres sobre Petraeus. Para su elaboración estuvo casi un año en Afganistán siguiendo al general. Broadwell está casada, tiene dos hijos y reside en Charlotte, Carolina del Norte.
FUENTE :http://internacional.elpais.com/internacional/2012/12/18/actualidad/1355852926_991973.html