Juan Manuel Robles, director de Cloud Solutions de Arsys, expones su visión sobre los entornos multicloud y como afrontar el viaje hacia la nube sin morir en el intento.
El concepto MultiCloud ha venido a sumarse a la vorágine de términos y tendencias tecnológicas surgidas alrededor del Cloud Computing en los últimos años (Cloud Brokerage, Orquestación Cloud, Cloud Bursting…) Sin embargo, si profundizamos un poco en qué supone MultiCloud exactamente, es probable que descubramos que puede no ser la panacea ni la mejor opción para muchas organizaciones.
Antes que nada, definamos qué es MultiCloud. Básicamente, se trataría de combinar las Nubes de distintos proveedores para prestar servicio a una única plataforma IT desde una arquitectura heterogénea. Sobre el papel, nuestro servicio (página web, aplicativo de negocio, app online, etc.) y sus usuarios tendrán lo mejor de cada proveedor en materia de rendimiento, disponibilidad, posicionamiento, coste o cualquier otro factor que queramos considerar. Pero esta definición genera más interrogantes que respuestas en torno a las numerosas complejidades que estos entornos pueden propiciar dentro de las organizaciones, especialmente en cuanto a su gestión técnica y administrativa.
La opción MultiCloud (o multiproveedor como se conoce igualmente) debe facilitar la posibilidad al equipo técnico de utilizar un único panel de infraestructura Cloud para mover cargas de proceso entre un proveedor y otro, según franjas horarias, precios, niveles de saturación, etc. O bien que la propia solución MultiCloud ofrezca automatismos para estos balanceos. En el aspecto teórico, las ventajas son obvias: más eficiencia y un mejor rendimiento para los usuarios, que accederán a la Nube que mejor calidad de servicio les proporcione. Al mismo tiempo, y ya desde el aspecto más práctico, las dificultades para implementar MultiCloud en la inmensa mayoría de las organizaciones y empresas se multiplican.
Por ejemplo, con MultiCloud tendremos que conocer la realidad de los distintos niveles de servicio de un proveedor respecto a otro, gestionar y negociar los acuerdos SLA para cada uno o tener en cuenta el marco regulatorio de cada proveedor, incluyendo las posibles diferencias que existen en cada país en cuanto al tratamiento de los datos de carácter personal. Y, además, siendo realistas, es más que probable que encontremos algunas incompatibilidades en los paneles MultiCloud de cara a la sincronización de las funcionalidades técnicas de las diferentes plataformas Cloud que nos prestan servicio.
Salvando las distancias, si sumamos todas estas cuestiones, se trata de las mismas dificultades que encontraríamos si queremos utilizar diferentes proveedores eléctricos para el alumbrado de nuestras oficinas. Tenemos que tener claro si los resultados compensan el esfuerzo de lidiar con diversos proveedores.
Por ese motivo, una estrategia MultiCloud puede no ser una opción accesible para cualquier empresa. Más bien, a día de hoy, se conforma como una realidad aconsejable únicamente para aquellas organizaciones con entornos Cloud muy maduros, enfocados a la forma de trabajar DevOps y altamente experimentadas en el uso de soluciones en la Nube.
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