Si bien antaño la tradición hacía impensable nombres que fuesen más allá de los convencionales y reflejados en el santoral, hace ya una década que los “Kevines”, “Vanesas”, “Jennifers” no tardaron en hacer su particular y estelar aparición. Una tendencia y una evolución que el Registro Civil ahora plasma de la mano de “Willows”, “Lyons” y “Arwens”, que deben su origen a personajes del cine y las series de televisión.
A pesar de su originalidad (no entraremos en cuestiones de gusto), lo cierto es que algunos de ellos no resultan fáciles de pronunciar. Un hecho que puede deberse al desconocimiento o, sencillamente, a la torpeza de la persona que lo lee y algo que, por desgracia, una servidora conoce de primera mano. Pues bien, si tú también estás harto, existe una herramienta que te permitirá acabar con este problema, al menos en cierta manera: Vocalizer.
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